En
este capítulo final habrá varias partes narradas por Itachi y
varias partes narradas por Bulma. Yo lo he escrito editando la font
de la letra, espero que la web no lo ponga todo por igual y podáis
distinguir uno y otro.
Capítulo
9
Sueños perturbadores
Sueños perturbadores
La culpa
empezaba a invadir mi cabeza. El corazón se me encogía en un puño.
Me costaba respirar. La presión en el pecho no me dejaba coger el
aire suficiente y al expulsaro me daban pinchazos.
Algo que
prometí no hacer jamás, que siempre había castigado con Yamcha y
había terminado haciéndolo yo. Premeditado, estudiado,
deseado..."Bulma ¿que has hecho?" me repetía una y otra
vez...
Estaba
vistiéndome cuando esa mujer de pelo azul entró en la puerta de la
habitación y me quedé a solas. Podía escuchar el agua del grifo y
como un rato después ella murmuraba algo. Afiné mi oído y entonces
lo entendí todo. Sabía que esto pasaría, que después se
arrepentiría, que no podía dejarme llevar por algo que sólo debía
ser meramente profesional y conveniente. Yo había llegado aquí por
alguna razón y debía beneficiarme de ello. Necesitaba un tiempo que
cada vez se me agotaba más rápido y esta mujer era la clave. Tras
estudiarla detenidamente había descubierto que era una genio en el
terreno ciéntifico y que si alguien podría ayudarme a aguantar un
poco más hasta que Sasuke estuviera listo, esa era ella.
Pero
no contaba con ese hombre malhumorado que la vigilaba constantemente
y que, aunque ella no lo supiera, estaba cerca más de una vez. Esto
y mi vuelta a mi universo era aún un asunto pendiente que me comía
por dentro, pese a mi apariencia tranquila, serena y segura.
"¿Qué
has hecho?" escuchaba una y otra vez por parte de ella através
de la puerta. Cerré los ojos, apreté los puños y me maldije por
haber caido en esta debilidad. Un nuevo dolor en el pecho me hizo
encogerme y me lleve la mano hasta el corazón para sujetarme.
No
podía dejarlo estar... sólo había una manera de acabar con su
sufrimiento, el peso de su conciencia y agradecerle de alguna manera
la ayuda que me está dando o que me dará. No hizo falta mas
vueltas, lo supe.
La
vi salir y se quedó mirando mis ojos unos momentos, fue entonces
cuando lo hice... una técnica ilusoria.
Itachi
se quedó mirándome fijamente y por un instante mi mente se quedó
en blanco, un escalofrío recorrió mi cuerpo y me pregunté que
estaba haciendo, pues lo había olvidado por completo.
- - Vendré mañana por las pastillas que habíamos acordado.
- - Claro. - Respondí aún atontada. - Ven por la mañana y te las tendré preparadas.
Se fue,
desapareciendo entre cuervos y me puse de lleno a averiguar que
tratamiento le vendría mejor para ganar tiempo ante su enfermedad.
Me pasé el día trabajando en el laboratorio y se me olvidó por
completo que Vegeta pronto vendría a por su racción de comida. Así
que no pasó mucho tiempo cuando se hizo notar en la entrada del
laboratorio.
- - Mujer. La comida.
- - Come lo que pilles Vegeta, estoy muy ocupada.
- - ¿Pretendes que me la haga yo?
- - No te vas a morir si un día te la preparas tu.
- - Es que yo... - Apartó la vista y lo vi de reojo. - no sé hacer esas cosas de mujeres.
- - Se nota que vienes de otro planeta... y también del paleolítico.
- - ¿Qué estás diciendo?
- - Que eso no es cosa de mujeres, es cosas de cualquier género.
- - Lo que quieras, pero ponme de comer.
Resoplé
por que sabía que no llegaría a ninguna parte esta absurda
conversación. Así que dejé los apuntes sobre la camilla y salí
del laboratorio. Vegeta me siguió al rato, muy pegado a mi y con los
brazos cruzados en su pecho, muy serio y como si no le importase en
absoluto. Dejé el tema estar.
Al día
siguiente Itachi apareció en el laboratorio sin hacer ruido, como si
fuese un fantasma, con la seriedad típica de él.
- - Aquí tengo tu medicación – Se la tendí no sin antes piderle algo a cambio. - pero quiero pedirte algo a cambio.
- - ¿Qué?
- - Prométeme que volverás antes de irte.
- - ¿Cómo?- Preguntó confuso.
- - Tendrás que esperar un año hasta que las bolas de dragón que te trajeron aquí puedan estar disponibles y pidamos a Shenlong tu regreso a tu universo.
- - Sabes que no me queda un año, pero hallaré la forma de volver a mi mundo, de hecho estoy seguro que alguien vendrá a por mi.
- - ¿Puede alguien viajar entre dimensiones?
- - Desde luego que sí.
- - Pero quiero saber que vendrás antes de irte.
¿Qué
clase de mundo extraño había ahí fuera? Aunque claro, quizás no
debía de sorprenderme tanto teniendo en cuenta que nos han visitado
seres de otros planetas y que han venido hasta de otros tiempos.
Itachi no respondió a mi petición.
Con
Itachi sentía la sensación de que algo se me escapaba, no sabía el
por qué pero algo había de extraño entre nosotros. Lo sentía. Aún
así él no decía nada y yo tampoco.
Pasaron
varios días y no volví a saber nada más de Itachi. Esperé y
esperé una visita de despedida que nunca recibí. Esperaba en mi
interior que la enfermedad se atrasara y que fuera quien fuese diera
con una cura y no muriera, y que no luchara con su hermano pequeño.
Pero eso es algo que nunca sabré. Aunque me quedo con esos sueños
perturbadores que lo trajeron a mi.
Habían
pasado unos cuantos días y la medicación de Bulma parecía estar
frenando un poco la enfermedad. Notaba que si limitaba los esfuerzos
junto a las pastillas mi cuerpo no se resentía tanto y mi corazón
podía seguir latiendo constantemente. Sin embargo aún tenía
pendiente como volver a mi sitio.
No
podía esperar un año a esas esferas que me trajeron aquí, por lo
que opté por la única solución que veía posible. Tobi. Con su
poder podría viajar entre dimensiones y volver a mi universo. Por
suerte siempre guardo un as bajo la manga y siempre tengo controlada
la situación, hasta lo que se desborda de ella. Es por ello que dejé
algunas pistas a Kisame para que llegado el momento se las entregara
a Tobi, con las correspondientes advertencias si no venía a por mi.
Si
mis cálculos no fallaban en poco tiempo estaría aquí.
Apenas
pasaron unas horas cuando una espiral que tomaba forma humana con
máscara y capa apareció ante mis ojos. Ahí estaba.
- - Has tardado bastante.
- - Kisame no terminaba de explicarse. - No respondí ante su absurda excusa. - ¿Tienes lo que has venido a buscar?
- - No es asunto tuyo.
Agarré
su muñeca y ambos desaparecimos, apareciendo a los pocos segundos en
una de las guaridas de Akatsuki.
Me
fui a mi habitación y una vez solo pensé en las palabras de Bulma
"prométeme que volverás". No cumplí la promesa por que
no se la había hecho... una vez más fallaría en mis intentos .
Miré
por la ventana y perdido en la vista del horizonte susurré "Pronto
nos volveremos a ver, Sasuke".
FIN.
Comentarios
Publicar un comentario