Capítulo
5
Probando
cosas nuevas
Durante
toda la tarde no vi a Vegeta por la casa, sabía que una de dos,
estaba en su habitación o estaba entrenando. Poco después descubrí
que era lo primero. Llamé a Marian y estuvimos hablando largo y
tendido sobre nuestro plan.
- - Sí. Ayer lo hice y lo tuve en el bote calentito como una pizza recién salida del horno. - Le dije mientras movía el café. - Sólo falta la segunda etapa del plan.
- - Entonces... ¿Lo vas hacer?
- - Claro que sí. Tengo que hacer que escarmiente por los malos ratos que me hace pasar. - bajé la voz. - Atención, está bajando.
Tenía
el detector de KI en la mesita auxiliar y empezó a delatar cuando
Vegeta se acercaba. A medida que me oía más se elevaba.
- - ¿Está oyéndote?- Me preguntó marian al otro lado del teléfono.
- - Claro que sí, cariño. - me reí forzada. - Esta noche cuando esté en la cama te aviso y lo hacemos.... claro... sí. Si si. Venga, hasta luego, un beso.
Sabia
que Vegeta estaba espiándome, y poco después dio la cara y se
comportó como si nada. No hablamos, pero me encargué de que se
percatara de mi ropa y la falta de la ropa interior.
Se
metió en la cocina y me fui a mi habitación. Estuve leyendo un buen
rato y mandándome mensajes con Marian hablando sobre él hasta que
ella me dijo que se iba a la cama y yo me quedé nuevamente con un
libro. Cuando escuché que Vegeta subía saqué el teléfono, me
quité la parte de abajo del pijama y me abrí de piernas bajo las
sábanas. Conociéndolo en pocos momentos aparecería en la
habitación montando el espectáculo y tenía que estar preparada.
- - Sí.... - Puse mi voz mas sensual y la que suelo poner cuando estoy con Vegeta. - me estoy tocando para ti.
Tuve que hacer grandes
esfuerzos por no partirme de risa. Tenía que ser profesional en mi
actuación y que fuera creíble para Vegeta. Logicamente no estaba
hablando con nadie ni me estaba tocando, ni mucho menos, pero tenía
que parecer que era eso lo que hacía yo sola en mi habitación a
espaldas de él.
- - Siento tus manos tocándome... - Su KI se elevaba a medida que yo hablaba - y me estoy acariciando como si lo hicieras tu. Oh si...me gustaría que estuvieras entre mis piernas... Marian...
Me encargué de que el
nombre se oyera más fuerte y claro. Su energía aumentaba a medida
que se acercaba más a mi habitación y como si una estampida de
leones pasara por el pasillo, se abrió la puerta y apareció con la
cara roja y la vena en la frente.
- - ¡Mujer! ¿Qué demonios estás haciendo que no se puede dormir en esta casa.
- - Estoy hablando por teléfono, deja de poner la oreja, Vegeta. - Salí de la cama a propósito, para que viera mi ausencia de ropa.
- -Pero... estás... desnuda, mujer.
- - ¿Sabes Vegeta?, he pensado en probar cosas nuevas. - Tiré el teléfono en la cama para que viera lo que estaba haciendo de manera más clara.
- - ¿Cómo qué? - Empezaba a darme pena su incertidumbre.
- - No te debo explicaciones así que por favor vete de mi habitación.
- - Mujer, estás acabando con mi paciencia.
Dude entre decirle que
quería probar con otro hombre, que quería probar otras experiencias
en la cama o que quería acostarme con una mujer, sin embargo opté
por la incertidumbre que es lo que peor lleva Vegeta.
Puse mis manos en su
espalda y lo eché de mi habitación dando un portazo en su cara. Se
fue refunfuñando hasta su habitación y cuando escuché cerrarse la
puerta proseguí con mi actuación.
Después de fingir varios
orgasmos y gemir como una ninfomana en pleno acto, me callé y me
dormi. Actuar cansaba mucho. Al día siguiente pensaría más maneras
de torturar a Vegeta.
Durante los días
posteriores yo me iba a trabajar y dejaba a Vegeta en la cámara de
gravedad. Tenía la esperanza de que me siguiera y poder montar un
numerito en la oficina para poder llamar su atención, pero no fue
así, en lugar de eso estaba mas apartado que de costumbre. Mas
callado, siniestro, solitario...
Así que esta tarde
decidí que sería yo la que llamaría su atención. Me puse un
vestido rojo de escote en V y corto, muy corto. Vestido que volvía
loco a Vegeta, todo he de decir. Me maquillé un poco, me peiné, me
calcé y cuando sabía que estaba en la cocina me planté allí.
- - Voy a salir. No me esperes para cenar y eso se traduce en esta noche no te haré tu cena, come lo que pilles.
Conseguí mi propósito
porque se quedó embobado mirándome y casi no podía ni masticar el
kilo de pan de que había metido en la boca.
- - ¿Qué vas a salir? - Preguntó mientras me miraba de arriba a bajo. - ¿Así?
- - Sí. Tengo una cita de amigas con Marian. - Esperé a ver si saltaba la liebre pero como no fue así, ataqué por otro lado. - Y por cierto, para pasado mañana quiero que estés fuera de casa, búscate la vida.
- - ¡Ja! No me pienso ir.
- - Si no te vas llamaré a Goku.
- - No menciones a ese insecto en todas nuestras peleas.
- - Esto no es una pelea, es un aviso de desahucio. - Y jugué mi última carta. - Además se va a venir Marian a vivir conmigo.
Juro que me estaba
muriendo aguantando la risa cuando vi la cara pálida de Vegeta
intentando tragar la comida con la que se había atragantado.
- - ¿Me vas a cambiar por una mujer?
- - Ya te dije que quiero probar cosas nuevas. Y esta es una de ellas.
- - ¿Te has vuelto loca?
- - Marian me da todo lo que tu no sabes darme, y me trata bien.
Tiró lo que estaba
comiendo, y esto es un dato a tener en cuenta viniendo de Vegeta, y
se acercó despacio a mi con los puños apretados. Me cogió por los
hombros y me pegó contra la pared, agarró mi cintura con una mano y
con la otra garró mi cuello mientras clavaba sus ojos en los mios.
- - ¿Estás diciendo que prefieres a una vulgar humana antes que a un príncipe guerrero como yo?
- - Exactamente, sí. Esa "vulgar" humana como tu la llamas me hace sentir más mujer de lo que tu jamás podrás hacer.
Me aparté y me fui por
la puerta de la cocina dejando a Vegeta al borde del abismo y la
histeria.
Me reuní con Marian con
la que había quedado esta misma tarde y como habiamos hablado, sí,
Vegeta nos siguió. En todo momento el detector de Ki me estuvo
avisando de que estaba cerca, y también dependiendo de nuestro
acercamiento este se elevaba o no.
Opté por juguetear.
Nos sentamos justo al
lado de una ventana, un buen lugar desde donde se nos podía ver, y
como imaginaba en cuanto empecé a tocar a Marian, Vegeta se empezó
a encender.
Mi mano tocaba su muslo y
subía despacio por su piel, subiendo un poco del vestido que
llevaba. Ella me tocaba la cara y pasaba el pulgar por mi labio. El
detector pitaba. Una subida. Risas y mas risas acompañaban la
escena, caricias, mensajes coquetos, insinuaciones... todo estaba
creando un ambiente erótico perfecto, hasta que lo siguiente que vi
fue a la gente salir volando de la entrada y un Vegeta furioso entrar
en la sala del local, rojo de ira y con su característica vena
marcada en la frente y cogerme en brazos y sacarme de allí,
literalmente volando por la ventana.
- - ¿Pero que te crees que estás haciendo, Vegeta? ¡Bájame ahora mismo!
Pero el no respondía,
iba tan furioso que ni si quiera hablaba. Ibamos en dirección a la
casa volando tan rápido como él mismo podía.
Cuando llegamos entramos
por la ventana de mi habitación y me tiró en la cama de malas
maneras.
Me miró con una sonrisa
malvada y se quitó la camiseta.
- Desnúdate, voy a
demostrarte que nadie más puede darte lo que yo puedo ofrecerte.
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