Descubriendo el amor - [Bra y Goten] Capítulo 3


Capitulo 3
Determinación


Después del revés que me había dado Goten quería meterme en un sarcófago y llorar. Mucho además. Sin embargo hice de tripas corazón y sonreí, haciendo c omo si no pasara nada. Pero pasaba.

Estaba enamorada de mi primer amor de verdad, suspiraba por él, me hacían chiribitas los ojos y me volvía loca y sin embargo él, no sólo no me correspondía si no que encima, ¡me veía como a una hermana pequeña!. Me estaba saliendo todo al revés.

Me fui a mi cama tras esquivar varias veces las preguntas de Goten de si estaba bien o si me pasaba algo, y me metí entre mis sábanas de pelo para llorar o dormir, lo que viniera antes.



A la mañana siguiente bajé medio dormida hasta la cocina a desayunar y mamá me estaba esperando con una jarra de batido de chocolate recién hecho y tortitas de chocolate y nata. Algo no iba bien... mamá quería hablar y eso me aterraba.


  • - No me lo digas, sigo castigada.
  • - Sí. - Sonrió.- Pero no es eso lo que quiero hablar contigo.
  • - ¿Qué he hecho ahora?
  • - ¿Te gusta algún chico, Bra?
  • - ¿Qué pregunta es esa? - Me puse a la defensiva y me crucé de brazos.
  • - Madre mía, estoy viendo una versión joven y femenina de tu padre. - Me sirvió un vaso de batido. - Bra, tienes 17 años ya y bueno, no eres ninguna niña para...
  • - Mamá ¿Qué me quieres decir?
  • - Yo a tu edad me gustaban varios chicos... - Puso los ojos en blanco. - de hecho hasta que no conocí a tu padre tuve bastante debilidad por los hombres, en general... tuve cada uno que...
  • - ¡Mamá!
  • - Bra, soy una mujer y siempre he tenido mis necesidades.
  • - ¡¡¡Mamá por favor...!!!
  • - ¿Sabes que antes de tu padre estuve con Yamcha? - Y se rió . - Tu padre es un tema que no soporta jajajajajaja
  • - ¿Pero que viste en ese payaso? - Pregunté atónita.
  • - Definitivamente eres hija de Vegeta. - Suspiró. - Yamcha era un buen chico, es un buen chico, sólo que nuestros caminos tomaron sendas distintas. Es un gran amigo, pero nefasto como novio. Además al lado de tu padre todo son malas comparaciones y eso que tu padre tiene su lista negra también.
  • - Has tenido mucha suerte con papá, mamá.
  • -¿Tu que vas a decir? Siempre has sido muy padrera.
  • - Sólo soy objetiva.
  • - Ya... claro. - Cerró los ojos y aguantó una sonrisa. - El caso es, que entiendo que te guste algún chico a tu edad.
  • - Sí, bueno... alguno hay... - Removí con el tenedor las tortitas.
  • - Y que la edad a veces no es el problema que parece ser.

Mi madre no era tonta y con lo que me estaba diciendo yo creía que algo se olía ya. Pero sin embargo yo era muy suspicaz y no me atrevía a soltar nada aún.

  • - Bra... puedes contármelo, soy tu madre.
  • - Ya... lo sé...

Cuando iba a contarle mis sentimientos por Goten este apareció en la entrada de la cocina. No me había ni percatado de su presencia. Estaba tan metida en el tema que lo obvié por completo.

  • - Buenos días a las señoritas de la casa.
  • - Buenos días Goten, ¿tienes hambre? - Se levantó mi madre sonriendo y cogió varios platos que le sirvió al invitado.
  • - Hola. - Respondí mas seria de lo que quería.
  • - ¿Bra estás bien? - Me preguntó sorprendido.
  • - Sí. - Me levanté de la mesa y me disculpé. - Voy a vestirme que tengo clase.
  • - Se le pasará. - Escuché a mi madre decirle a Goten por lo bajini.


Pero no se me iba a pasar, Goten era el amor de mi vida, mis suspiros mañaneros, mis ganas de salir de clase para venirme con él de vuelta a casa (que siempre se lo pedía yo, casi siempre). Estaba muy enamorada y sentía que mi corazón se paraba sin él. Nadie podría entender el amor que sentía por él y nadie me tomaría en serio por tener 17 años mientras que él tenía 28. Yo estudiaba secundaria y el trabajaba al lado de mi instituto ya.


Llegué a clase y me comporté mejor que nunca, aunque no estaba haciendo ningún caso a nada, era como un automata que seguía al pie de la letra las instrucciones.

Estaba aturdida emocionalmente, ese día no hacía ni caso del chico que me volvía loca y es que empezaba a pensar que mi amor de verdad estaba haciendo que perdiera interés en los demás chicos. ¿Sería eso lo que le pasa a mi madre con papá?.

Rápidamente elaboré un plan para intentar hacer reaccionar a Goten y que viera lo que quería de él. Bra Briefs nunca se iba a rendir y menos aún con un chico. Yo era una belleza saiyana, compartíamos cosas en común y nos conocíamos de toda la vida, tenía que fijarse en mi sí o sí.

Cuando salí de clase fui a buscarle hasta la puerta de su trabajo, estaba allí hablando con unos chicos y una chica que no le quitaba los ojos de encima "maldita arpía". Fui hasta él y le agarrré el brazo, colgándome en el mientras le miraba desde abajo y sonreía.

  • - Hola Goten. - Sonreí.
  • - ¡Hola Bra! - Me sonrió. Siempre lo hacía. - ¿Estás mejor ya?
  • - Sí... em... oye, ¿vamos a casa? - Tenía que pasar el mayor tiempo con él posible.
  • - Claro, dame un momento.

Cuando le dio la mano a los compañeros la cosa estaba bien, pero cuando lo vi darle dos besos a la chica algo en el fondo de mi ser empezó a arder y sentía que en cualquier momento escupiría fuego por la boca. Una parte de mi la visualizaba siendo arrastrada por los pelos y desde ya la odiaba. La odiaba muchísimo.

Cogí más fuerte a Goten por el brazo y tiré de él. Fuimos en silencio todo el camino, pero yo iba con mi cabeza haciendo planes sobre como iba a conquistar a Goten. Estaba segura que como me llamaba Bra Briefs, Goten caería en mis redes.


Me quedé en casa y el siguió su camino hasta la suya, cuando entré en el salón vi a papá desde allí engullir algo en la cocina. Fui hasta él.

  • Hola Papi. -Le abracé. - ¿Ya has vuelto de tu viaje con Goku?
  • Hmmmfmmmf
  • - Oye papi... ¿Podrías entrenarme? - Dejó de comer.
  • - ¿Qué?
  • - Me gustaría aprender a defenderme yo sola.
  • - ¿Alguien te ha tocado? - Y apretó los puños.
  • - No no, es sólo que me gustaría valerme por mi sola.
  • - Me lo puedes decir si alguien a osado decirte o hacerte algo.
  • - ¿Crees que yo lo permitiría? - Pregunté ofendida.
  • - Tienes el mismo carácter que tu madre...
  • - Ella dice lo mismo de ti. - Enarqué una ceja.
  • - Hummm.
  • - ¿Me vas a entrenar entonces?
  • - Sólo lo hago porque no me gustaría que tocaran a mi hija... - Me miró atentamente. - Pero si alguien se atreve a tocarte...
  • - No me tocará nadie, papi.


Papá era demasiado protector conmigo. Aunque con mamá tambien había presenciado algunas escenas de lo más exageradas, he de decir. De hecho el único que podía tener más libertad con lo que hacía era Trunks, mi hermano mayor.

Al día siguiente era sábado, y como todos los sábados me gusta ir de compras con mamá. Sin embargo ese día a las 7:15 de la mañana, estaba yo tan tranquila dormida abrazada a mi puñado de sábanas y mantas que cuando mi padre entró en mi cuarto y me despertó, quise sacarlo por la ventana de una patada en la cara. Pero era mi padre, claro, y posiblemente si algún día en algún recóndito universo paralelo yo quisiera hacerle algo a mi padre, este podría matarme con la mirada.

Sin embargo como era mi papi, el verdadero hombre de mi vida, me límite a lloriquear pidiendo unos cinco minutos más.

  • - Papi por favor... es sábado.
  • - Para un guerrero no hay días festivos. - Me destapó. - ¿Acaso crees que el enemigo va a esperar a que tu duermas?
  • - Pero es un entrenamiento papá... - Me aferré nuevamente al edredón.
  • - Entrenamiento o no hay que tomar enserio la lucha, Bra. - Abrió la persiana y entró la luz del amanecer de golpe. - Te espero en la cámara de gravedad en 10 minutos.

Papá salió de la habitación y no daba más pie a ninguna negociación. Si quería entrenar tenía que ser ahora. Así que con mucho esfuerzo salí arrastras de la cama y me vestí con la ropa que usé cuando estaba entrenando con Goten.

Cuando bajé hasta el santuario de papá éste ya estaba calentando y paró al verme entrar. Me puse a calentar tal como me había dicho Goten y en su cara vi orgullo al mirarme. Pero no me dijo nada... papá era así. Con los años había aprendido a leer su cara.

Cuando intentó explicarme algunos pasos y le dije lo que yo sabía hacer me preguntó y le respondí.

  • ¿Qué Goten a entrado aquí? ¿ Habéis peleado aquí sin mi permiso?
  • - Sólo fue un rato papá... no tocamos nada, ya lo ves.
  • - Dime que no ibas así vestida...
  • - Pues sí... ¿qué hay de malo? - Me miré intentando entender porqué lo decía.
  • - ¿Que qué hay de malo? - Se cruzó de brazos. - Que has estado en MI cámara de gravedad, a SOLAS, con UN chico que podría ser tu hermano y encima vestida con esos trapos que apenas tapan carne.
  • - Eres un antiguo papá. - Chasqueé la lengua. - Goten me ve como su hermana pequeña.
  • - Por su propio bien espero que así sea.


Durante toda la mañana papá me tuvo entrenando y estuve de lo más disciplinada. Cuanto más hacía más quería. Cuanto más entrenaba mas quería aprender. Empezaba a entender esa obsesión por la lucha que había con papá y Trunks.

Cuando eran poco más de las 12 de la mañana y me iba a dar una pájara ya porque no había desayunado, y con más hambre que el perro un ciego, salí con papá de la cámara de gravedad y nos fuimos a la cocina.

Mi madre entró en pánico cuando me vio tan sonriente y feliz , sudando sin parar y echando mano de toda la comida que había en la mesa.

  • - Oh no... te está devorando tu parte Saiyan.
  • - Bulma, era cuestión de tiempo que Bra abrazara su sangre.


Mi hermano apareció en la cocina con Goten.

  • - ¡Hola! - Goten siempre actuaba igual.
  • - Hola Goten. - Respondió mi madre. - Que alegría verte por aquí. - Mi madre me miró a mi.

Dejé de comer en seco. Siempre me pasaba con la presencia de Goten. Me quitaba el hambre en el instante, se me cerraba el estómago, me alimentaba su sola presencia.


  • - ¿Bra? - Mi padre me hablaba, pero yo seguía hipnotizada mirándolo... iba tan guapo hoy. - ¿Bra?
  • - Déjala Vegeta – Dijo mi madre bebiendo de su taza de café. - Ya comerá.
  • - ¿Pero que le pasa? - Preguntó intrigado mi padre.
  • - La edad... - El suspiro de mi madre hizo que mi padre tragara saliva y su cara de descompuesto me alertó cuando llamó a Goten y le dijo – Goten, tenemos que hablar seriamente.

Y yo ahí salí de mi estado hipnótico.

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