Capitulo
2
Desconfianza
No
puedo evitar acercarme a él y pedirle que huyamos de allí. Si
alguien o algo lo trajo hasta aquí puede volver a por él, o si
alguien descubriera que sigue con vida podrían atacarle. Es
Itachi... Los enemigos no le faltan y las recompensas por su cabeza,
como un gran cirminal de rango S, son más que evidentes.
Sigue
reacio a confiar en mi, no le culpo desde luego. Ambos sabemos que
elegir la vida ninja conlleva sacrificios, engaños, ataque en las
sombras, y que la traición es un elemento muy común entre los
guerreros.
Estoy
sobre mis rodillas pegada a escasos centímetros de él cuando por
impulso llevo mi mano hasta su cara y le acaricio un segundo, le
huelo, el olor de la sangre y el sudor, el olor de la muerte y la
batalla, y le observo su rostro pálido y ensangrentado, apartar la
mirada vacía y sin luz.
Traga
saliva y por un momento creo verle tenso, nervioso, sin saber como
reaccionar. Así me siento yo. Y el escalofrío de mi cuerpo me
desmuestra que algo pasa con él y su piel. Esa descarga eléctrica
cada vez que nos rozamos.
Siento
la horrible necesidad de curarle, lavar sus heridas, protegerlo...
¿Es el instinto de protección y cuidado que sentía con Nagato lo
que me hace pensar así? Podría ser. Intento desechar la idea de mi
cabeza. Itachi sólo es un compañero y como tal debo ayudarle,
cuando se cure, si es que lo consigue, cada uno seguirá su camino.
- - Debo dar con Madara, debo ir tras él. - Se pone en pie y se cae al intentarlo.
- - Quieto. - Le sujeto por inercia. - Si vas así morirás antes de pisar su terreno. Aún estás muy débil.
- - ¿Y eso que te importa a ti?
- - Eres mi compañero. - Es todo cuanto digo, pero en realidad si que me importa, y no entiendo por qué, sólo se que siento una necesidad de sobreprotegerlo enorme.
- - No puedo dejar que vaya tras Sasuke, debo detenerlo... debo estar prevenido por si mi plan no funcionó.
- -¿Tu plan? ¿Qué te importa Sasuke? Es tu enemigo - Pregunto confundida. - ¿Qué estás diciendo, Itachi?
- - No puedo contar nada más, Konan.
- - Entiendo. - Un nudo se forma en mi pecho. - No confías en mi porque hemos desertado de Akatsuki, ¿no es así?
- - No exactamente. - Y mira hacía otro lado aún a sabiendas de que no ve nada y sonrie. - Si te lo contara...
- - ¿Contarme qué?
- - No puedo. - Suspira y niega con la cabeza. - Es imposible decirte la verdad.
- - ¿Qué verdad? - Un crujido de hojas nos alerta a ambos. - Itachi debemos irnos. Podría ser tu hermano.
- - Que mi hermano me busque ahora sería el menor de mis problemas. - Sonríe mirando al suelo intentando ponerse en pie nuevamente. Yo le ayudo. - La prioridad es encontrar un sitio seguro, después, quiero recuperar unos ojos de algún miembro de mi clan que están en posesión de Madara y por último, quiero acabar con él.
- - ¿ Con Madara? Estás loco.
- - Puede ser, pero no permitiré que lleve a cabo sus planes y destruya lo que tanto me he empeñado en proteger.
- - No entiendo a que te refieres...
Avanzamos
despacio por un camino de tierra y vamos parando cada ciertos pasos
para recuperar el aliento. Itachi apenas puede moverse y yo no puedo
sola con él durante mucho tiempo.
Está
callado todo el tiempo, su última confesión me dejó un tanto
desconcertaza...¿Lo que tanto me he empeñado en proteger?, a santo
de qué diría ésto... Lo observo, va callado, mirando al suelo y
haciendo muecas de dolor cada vez que se fuerza para avanzar un poco
más en el camino. Está destrozado... si sale de ésta será un
milagro.
Dejo
a Itachi en el suelo un momento y hago varias copias que nos sirvan
de señuelo y recojan información del entorno si ven a alguien
aparecer, las dejo ocultas y seguimos el camino.
Después
de varias horas en las que hemos parado a descansar nos metemos en
una cueva donde apenas hay rastros de vida, y con una cama
improvisada de hojas y arbustos tiendo a Itachi y le acomodo.
Aparto
el pelo de su cara, que encuentro extraña sin su bandana, y me coge
la muñeca, la pone en su pecho y me acerca más a él.
-¿Por qué, Konan?
- - ¿Porqué qué?
- - ¿Por qué me ayudas de esta manera? Ambos sabemos lo que quería Akatsuki, lo que quería Madara y lo que tu quieres ahora, por lo que Nagato murió.
- - Falta saber que quieres tú, Uchiha Itachi.
Suspira,
me suelta y vuelve la cara.
- - Podría contarte la verdad o ...- Me miró con sus ojos vacios. - podría mentirte. Así es esta vida, falsas verdades, medias mentiras... sólo uno sabe la verdad de sus actos y sus propios motivos.
- - Siempre tan enigmatico, rebuscado, y tergiversador.
- - Soy un hombre complicado, pero ante todo soy un ninja.
- - Cuéntamelo. - Me lancé a la piscina intentando saber que ocultaba tras su fachada. - Se qué ocultas algo.
- - Todos ocultamos algo.
- - Nagato murió por Konoha, yo moriré por ella y por Naruto si es necesario. Pero tu Itachi... ¿Por qué morirás? - Empezaba a sospechar algo debido a sus últimas confesiones. - ¿Por tu hermano?
Se
tensó. Quitó la cara que ya de por si me resultaba difícil leer y
se dio la vuelta.
- - La vida de un renegado es complicada, tu deberías saberlo.
- - Puedes confiar en mi.
- - Eso es lo que dice quien no es de confiar.
Tenía
razón. No le culpaba por cerrarse tanto a la verdad. Después de
todo habíamos trabajado juntos en una organización que era capaz de
juntar lo peor y hacer lo peor también.
Me
puse en pie y salí sin decir nada. Andé por el bosque intentando
buscar algunas cosas que me pudieran ser útiles para ayudarle un
poco y curar sus heridas. Algunas plantas me sirvieron, otras no
tanto, pero áun así me las llevé para intentarlo. Fui hasta un
riachuelo cercano y con ayuda de una botella medio vacía que yo
llevaba, la llené y me lo llevé.
Una
vez allí abrí mi bolso, donde llevaba siempre los artilugios ninja
y saqué el botiquín de primeros auxilios. Le quité la poca ropa
que aún seguía en pie y pese a sus intentos por evitar que lo
desnudara, finalmente cedió.
Estaba
lleno de magulladuras, cortes, quemaduras, roces... la sangre seca y
fresca aún pintaba su cuerpo. Pues seguiía sangrando por la boca de
vez en cuando y alguna herida era profunda.
Limpié
con una toallita y el agua que había traído algunos trozos que iba
encontrando en mi camino, preparé algún que otro unguento y crema
con las plantas más lo que yo traía y poco a poco fui limpiando su
cuerpo, dejando paso a esos cortes que requerían sutura y que cosí
con maestría mientras él seguía inmune a cualquier rastro de
dolor. Parecía que casi había aprendido a hacerse a el.
Coloqué
la mezcla en varias quemaduras y le volví a poner la poca ropa
provisionalmente. Subí hasta su cara.
Empapé
una toallita nueva y la pasé por su cara con toda la ternura de la
que era capaz, confieso que vi el rostro de Nagato en más de una
ocasión y que inmediatamente deseché la imagen.
Pasé
por su frente, su nariz, sus mejillas, limpié sus ojos y llegué
hasta su boca. Mis dedos rozaron sus labios casi sin darme cuenta y
cuando fui consciente de ello vi como su cuerpo se ponía tenso,
respondiendo al mio y por un instante no supe que hacer, nerviosa.
Me
sentía estúpida...¿por qué esta reacción?. Carraspeé.
Limpié
toda la sangre que echaba por la boca.
- Debes de estar muy herido para sangrar así aún.
- - Hay algo que no sabes de mi, konan. En verdad hay varios detalles, pero te diré uno... - Puso su mano en el pecho y se agarró. - Tengo alguna especie de enfermedad que me está matando y sé, sabemos, que está ligada a mi visión y mis poderes. A cuanto más uso le daba al Sharingan, mas perdía la vista y por consiguiente peor me encontraba. Esta última batalla me ha matado. Si no moría por una cosa lo haré por otra.
- - ¿Por eso quieres los ojos?
- - Sí... por eso. - Sé que algo ocultaba y que esa no era la única razón. - Pero...Necesito acabar con Madara.
- - ¿Qué tiene él que ver con la masacre de tu clan?
- - Si te lo contara... - Me clavo sus ojos en mi. - Tendría que matarte.
- - Yo ya estoy muerta, Itachi. - Suspire, cerré los ojos y miré a la llama que latía con fuerza en la pequeña hoguera que había improvisado. - Morí con Nagato.
- - ¿Tanto era para ti, Pain?
- - Lo era todo para mi. Por él vivo, por él lucho y por él muero. Si la voluntad de Nagato era esa, que así sea.
- - ¿Aunque eso signifique estar en contra de todo lo que querías en un principio?
- - Todo cuanto he hecho ha sido siguiendo mis ideales. Ambos los seguíamos. Ambos luchabamos por algo que en verdad no era lo que queríamos... Naruto nos hizo darnos cuenta.
- - Ya veo...- Veo que murmura algo pero no alcanzo a saber el qué.
Le
pido que se duerma, que yo estaré vigilando, pero es incapaz de
cerrar los ojos pese a no ver nada. Como me lo veía venir, le cuelo
una planta somnifera en el agua que le doy y al cabo de unos minutos
Itachi descansa junto al fuego y a mi. Poso mi mano en su cara y
acaricio su rostro habitual de tranquilidad, algo magullado, frío,
pero sobretodo relajado. Me olvido del mundo por completo "¿Qué
me está pasando, Uchiha?".
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