Capitulo
4
Invencible
Llevaban
más de 27 minutos en la cámara de gravedad. Aún no habia gritos,
ni golpes, ni sangre... podía estar tranquila que por el momento
sólo han hablado, aún no han llegado a las manos.
Me
pongo a dar paseos de un ladro a otro y Trunks tiene una cara de
interrogación que bien podría servir de puzzle. Mi madre sin
embargo está sentada con otra taza de café (es adicta desde hace
años) y con los ojos cerrados murmurando cosas que ininteligibles.
Maldigo
que la sala favorita de papá esté insonorizada, me encantaría
saber que están hablando.
Pasó
mas de tres cuartos de hora y ya no podía más, bajo las
insistencias de mi madre de que estuviera tranquila no podía, así
que fui directa al santuario de mi padre y entré.
Atónita
me hallé cuando vi a Goten peleando con mi padre estando ambos muy
serios.
- ¿Qué pasa aquí? - Pregunté.
- - Nada, Vegeta me estaba entrenando. - Pero le veía mas nervioso de lo normal.
- - Goten, ¿Estás bien?
- - Sí si. - Se dirigió a mi padre. - Gracias Vegeta.
Mi
padre ni se inmutó. ¿Qué acababa de pasar?.
- ¿Qué le has dicho, papá?
- - Nada.
- - Papá...
- - Hmmmm
- - ¿Es por haber entrado aquí sin tu permiso?
- - No volverá a entrenarte él. - Se dirigió a mi y se cruzó de brazos. - Tu entrenamiento debe ser el mejor y eso es cosa mía.
Pero
yo veía en el entrenamiento una oportunidad de acercarme a Goten,
así que después de comer, y muy a mi pesar porque quería una
siesta en la piscina, me duché y me puse otro modelito. El top negro
ceñido con tiras blancas y los shorts negros con el logo de CC
hacían juego con mis deportivas, y sin más vuelta de hoja llamé a
casa de Goten.
- Hola Chichi...¿Está Goten? - Después de pasar unos segundos se puso al teléfono.
- - ¿Sí?
- - Goten, ¿quieres que entrenemos?
- - Lo siento Bra, no puedo. - Jamás Goten me había puesto excusas y ahí empecé a sospechar.
- - ¿Es por lo que te ha dicho mi padre?
- - Tiene razón, es mejor que lo haga él que es tu padre.
- - Pero yo quiero que lo hagas tu.
- - Bra... - Su tono se suavizó más aún. - Ambos sabemos que tu padre es más indicado para hacerlo.
- - Sólo un par de días por favor...
- - Está bien. - Cedió. - Pero nada de la cámara de gravedad.
- - ¿Entonces?
- - Iremos a la montaña, donde yo entreno con Trunks.
Acepté.
Claro que acepté. Por tal de que me entrenara él iría al fin del
mundo si hacía falta. En poco menos de 20 minutos estábamos a las
afueras de la ciudad. Me estaba esperando con una sonrisa de oreja a
oreja y me hice miles de preguntas, entre ellas ¿Por qué era tan
servicial conmigo? ¿Querría algo? ¿Sabía mis intenciones?
Descarté esta última posibilidad porque si lo supiera posiblemente
no me seguiría el juego y no me habría aclarado que era como una
hermana pequeña para él... o quizás se había percatado y había
jugado con mi mente para hacerme creer lo contrario. No, espera, me
estaba haciendo el lío yo sola.
- - Bra... ¿Empezamos? - Me despertó de mis pensamientos. - Muy bien, cólocate así.
Estuve
siguiendo sus indicaciones y claramente mi padre era mejor, es
cierto, pero también con la compañia de Goten disfrutaba de otros
factores y este tenía mucha mas paciencia que papá.
Cabe
decir que en todo momento estuve exhibiéndome un poco más de la
cuenta. Que si una mano en el pecho, que si un poquito mas cerca de
lo normal para que oliera mi aroma, que si un roce ocasional en la
pierna, que si ahora me tiro encima tuya ¡Ay! Sin darme cuenta, que
si un "no me entero" para que se colocase detrás de mi y
poder sentir su calor y su olor pegados a mi cuerpo... Estaba
poniendo en marcha todas las tácticas de seducción que había visto
a lo largo de mi vida en la Televisión y en los libros para intentar
seducir a este chico, pero él parecía no inmutarse con nada.
¡Maldito Saiyan!.
Así
que cuando acabamos opté por otro camino. Ser directa. Me senté en
el suelo mientras bebía de mi botella de agua, crucé las piernas y
le incité a sentarse.
- Oye, Goten...
- - Dime
- - ¿Tu tienes novia?
- - ¿Y esas preguntas? - Se puso la mano en la nuca mientras se partía a carcajadas él solo.
- - Curiosidad... - ahora o nunca, Bra. - Tengo dudas sobre el sexo.
Se
atragantó con el bocadillo que había empezado a engullir.
- - ¿Co...cómo dices?
- - Me gusta un chico... - Junté mis manitas mientras hacía mohines con la boca. - pero no se como seducirle.
- - ¿Tu no eres muy joven para eso?
- - Tengo 17 años Goten... tu a mi edad seguro que tenías hasta novia. - Bonita manera de la mía de sacarle información.
- - Bueno, la verdad es que algo tenía por ahí... - El nudo en el estómago y el fuego en el pecho me estaban aumentando. Sentía que me mareaba y una bocanada de aire caliente me recorría de abajo arriba.
- - El caso es que tengo muchas ganas de estar con él... pero bueno... él es mayor y yo no sé como hacer ciertas cosas....
A
cada palabra que yo decía, más rojo se ponía. Me estaba dando una
verguenza tremenda pero hice acopio de todo mi valor. Sangre guerrera
corría por mis venas, era la hija de Vegeta y Bulma, dos grandes
entre los grandes, una charla de sexo con el hombre de mi vida no
podían vencerme.
- -¿Tu crees que tengo buen cuerpo, Goten? - No sabía que decir, estaba más perdido el pobre que un pulpo en una feria.
- - Bra... yo no... no sé que decir... - Me acerqué hasta él más aún, puse mis manitas en su pecho y me senté sobre mis rodillas mirándole.
- - Míramente bien, Goten. - Y me incliné un poco hacía él. - ¿Crees que puedo gustar a ese chico?
- - Cla...claro que sí. - tragó saliva. - Eres muy guapa, Bra.
- - ¿Tu te fijarías en mi? - Allí voy.
- - Es que tu...- tartamudeó. - Es que eres...
- - ¿Sí? - Mis ojos estaban pegados casi literalmente a su cara.
- - Caray, que tarde. Había quedado con Trunks a las 8.
Y
ahí me dejó, sin saber que opinaba de mi y se fue en la mejor
parte.
Me
acompañó a casa para buscar a mi hermano y me metí en mi
habitación. Salí al cabo de poco tiempo duchada, perfumada y con un
pijamita super mono. Había hecho todo en un tiempo récord porque
quería verlo antes de que se fueran. Pero cuando salí ya no
estaban.
Mi
madre en la cocina me llamó. Estaba haciendo galletas.
- - ¿No te dijo tu padre que no entrenaras con Goten?
- - Ya...
- - Ten cuidado Bra, no desafies a tu padre. - Sonrió.
- - Todos ponéis a papá de una manera que no es...
- - No. - Se rió. - Es que todos conocemos a tu padre. Y tu sólo conoces su parte buena, contigo es distinto.
- - Siempre a sido así.
- - Contigo.
- - Mamá...
- - ¿sí?
- - Me gusta un chico. - solté de golpe. - Pero es mayor que yo.
- - Ya veo... - Cerró los ojos un instante y suspiró.- A mi también me pasó en mis tiempos, hija.
- - Pero para él no parezco existir. - Hice un mohín. - Con lo guapa que soy...
- - Intenta usar algo mas de ti, Bra, no sólo tu fisico. Los años no sólo se demuestran en la fecha de nacimiento si no aquí. - Y me señaló la cabeza.
- - Todo es más difícil de lo que parece, mamá.
- - Pues vamos a simplificar.
- - ¿Cómo?
- - Haz una fiesta e invítale.
Hice
caso a mi madre, alias la reina de las fiestas. Durante toda la
semana estuve preparando el jardín como a mi me gustaba. Eso sí,
después de las clases. No quise que se encargase nadie del decorado
porque me apetecía que todo estuviera a mi gusto.
Además
preparé un par de habitaciones para que se quedasen a dormir Goten y
sus padres. La fiesta sería el sábado e iba a ser en la piscina, en
el jardín trasero de la casa.
Después
de escuchar a papá quejarse varias veces y bajo la frase "la
idea de tener terrícolas en casa es cosa de tu madre", al final
cedió a comportarse bien cuando mis amigos vinieran.
Invité
a todos mis amigos, a los amigos de mis amigos y hasta a gente que no
conocía apenas mas que de vista, pero el lema de mamá era "las
fiestas deben de ser para todos" y así lo seguí. Además los
amigos de mis padres también vinieron y entre ellós vino Goten,
claro está.
La
comida sobresalía de las mesas, la música se oía hasta la
siguiente manzana y mi madre estaba en su salsa rodeada de tanta
gente y haciendo de anfitriona con una copa de vino en la mano. Yo no
debía beber pero una copita si que cogí, tenía que coger fuerzas
para lanzarme a Goten.
Después
de pegar un sorbo a la copa de vino comprobé que el alcohol no
estaba hecho para mi. Dejé la copa en la primera bandeja que pasó
por mi lado.
¡Ay!,
no os he hablado de mi vestimenta. Lucía un precioso vestido color
turquesa que hacía juego con mi pelo, y me había pintado los labios
color frambuesa, además llevaba unas sandalias de cuña que me
hacían un poquito más alta. Cabe decir que el vestido era corto y
que eso tuvo a mi padre vigilándome toda la noche y con frases tipo
"cámbiate" "¿A donde vas así vestida?" "Te
van a comer con los ojos" y varias cosas más en las que mi
madre ya no pudo soportarlo más y habló.
- ¿Quieres dejar a tu hija, por favor? No seas antiguo Vegeta, es mayorcita para saber que se pone.
- - Tu también eres mayorcita para ir así vestida.
- - ¿Me estás llamando vieja?
Mi
madre tenía un tipazo de escándalo y lo sabía destacar con un
vestido rojo que llevaba por encima del muslo y con una lateral
abierto que casi veía el final de estos, además llevaba unos
taconazos de vértigo que la hacían aún más alta que mi padre.
Durante toda la noche los ojos de mi padre saltaban de una a otra.
Saludé
a muchos de los allí presentes hasta llegar a él, al amor de mi
vida, al chico de mis sueños, olvidando por completo que mas seres
mortales habitaban aquella noche mi hogar.
Estaba
con mi hermano, varios amigos de este que había invitado por su
propia cuenta, y la misma chica que había en la puerta de su trabajo
al lado de él. Quise asesinarla, sin embargo en lugar de eso planeé
un arduo plan para hacerla sentir incómoda a ver si así se iba.
Pedí
previamente al camarero que pasase por nuestro lado pasados unos
minutos y de manera totalmente casual. Con varias copas en la bandeja
cuando pasaba por nuestro lado, estiré un poco el pie como si fuese
a moverme y el resultado fue... ¡genial. El camarero se tropezó, la
copa se tambaleó y cayó encima de la chica. Porque me había puesto
a su lado para hacerme la guay hablando con ella. Así que con la
parte de arriba del vestido cubierto de vino tinto (porque le pedí
que fuera tinto), se tuvo que marchar al baño a limpiarse un poco y
cuando volvió se disculpó diciendo que se iba a casa. ¡Que
pena...! le dije mientras por dentro planeaba mi siguiente paso a la
victoria. Bra Briefs era invencible.
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