Descubriendo
el amor
Capítulo
1
Reloj,
no marques las horas
Maldito reloj que no avanza. Llevo
horas mirando las agujas y me siento como si el tiempo no pasara.
Nunca había tenido tantas ganas de salir de clase, llegar a casa y
darme una ducha bien fría que me elimine este día espantoso.
Giro el cuello y veo a lo lejos al
chico que me trae loca desde hace tiempo. El muy estúpido no se da
cuenta por mucho que se lo grite. No entiendo como no se ha percatado
si encima hoy me he peleado con una bruja que lo estaba persiguiendo
en mi cara. He tenido que controlarme por no hacerle mas daño de la
cuenta. Cada día me cuesta más controlar mis poderes, tengo que
hablar con papá y que me ayude a entrenar para estabilizar mi
fuerza.
Escucho las risas de Goten, siempre
está sonriendo, nada le hace perder la sonrisa, y es tan guapo...
-¡Bra Briefs! - Un golpe en seco en mi
mesa me hace salir de mi nube. - ¿Qué acabo de explicar?
-¡Sensei! - Intento recordar lo último
que hemos dado en clase pero es imposible. - Yo...yo...
-Castigada después de clase. - Me dice
sonriendo con maldad. Algún día esta bruja me las pagará. - Vaya
día llevas hoy, señorita Briefs, verguenza debería darle.
Maldigo a mi profesora, al estudio y al
maldito barro que está pegado a mi cuerpo y ropa desde que me peleé
con esa imbécil de Lenna.
Encima tengo que quedarme después de
clase.... Que horror de día. Maldita sea.
Continúo la clase intentando centrarme
para que mi castigo no se alargue más aún. Suena la alarma en lo
que me ha parecido una eternidad. Dispuesta a irme a casa y con el
sueño de que mi profesora no recuerde mi castigo, me dispongo a
salir por la puerta.
-¡Briefs! - Grita desde su silla. -
¿Dónde crees que vas? Estás castigada.
-Se me había olvidado, sensei. - Digo
apretando los dientes intentando no soltar algo de lo que me pudiera
arrepentir. Maldita bruja acomplejada.
Me vuelvo a mi mesa y me siento,
mientras observo a mi maestra escribir en un fajo de folios muy
concentrada. Mis peores sentimientos hacia ella están saliendo a
relucir. No pasará los cuarenta años, pelo canoso, gafas, naríz
puntiaguda... tiene los rasgos de bruja.
No paro de mirar mi muñeca, esperando
que pase la hora lo mas rápido posible y poder irme a mi casa y
quitarme esta porquería de encima. Cuando mi madre me vea me va a
castigar durante un mes mínimo. Me quitará las tarjetas, me dejará
sin salir, me quitará el móvil y se pondrá echa una furia. Rezo a
Kami para que papá esté allí y pueda controlarla. Sólo él tiene
el poder de levantar los castigos de mamá y que no haya otro peor
por hacerlo. Aún quedan 20 minutos para poder terminar el castigo,
llaman a la puerta y va a abrir la profesora. Para mi sorpresa es
Goten, que me mira de reojo mientras habla con la maestra. No
entiendo que están hablando, sólo veo a Goten con su dulce sonrisa
comerle el tarro a la vieja bruja, y a ésta asentir y dándose la
vuelta para mirarme.
-Bra, puedes irte, pero la próxima vez
te pondré un castigo mas severo. - Me dice mientras me sigue con la
vista hacía la puerta, eliminando así la sonrisa de su cara.
-Gracias, sensei. - Intento ser
educada, a pesar de las ganas que tengo de decirle cuatro cosas bien
dichas a esta idiota.
Esta maestra me tiene manía desde hace
dos cursos pero no puedo pedir un cambio de clase, no quiero perder
de vista al chico de ojos negros que tengo a mi lado. Me encanta
estar con él aunque tenga que ser aguantando a la víbora que nos
enseña la secundaria.
-Goten, ¿qué le has dicho a Midori
para que me deje salir antes? - Pregunto intrigada mientras meto mi
brazo por el suyo y me agarro a él. - Parecía muy conformista con
tus palabras.
-Le dije que tu madre estaba esperando
en la puerta.
-¿Qué? ¿Mamá está aquí? - Me
aterra pensar que haya venido y sepa que he estado castigada. -¿Por
qué te ríes?
-Porque es mentira, boba. - Me confiesa
sin dejar de reír mientras suelto su brazo y le doy una bofetada en
la nuca. - Auch, eso duele, Bra.
-Me has dado un susto de muerte.
-Llevaba mucho rato esperándote aquí
para acompañarte a casa, ya me estaba aburriendo sin hacer nada.
-¿Me vas acompañar? - Pregunto
sorprendida. Era la primera vez en tantos años que me lo decía él.
-Claro. - Sonrio. - Si vas por la calle
con esa pinta, pueden creerse que te escapaste de un zoo.
-¡Eres un idiota! - Alzo mi puño con
intención de darle, pero entonces me agarra y me apega a él. -
¿Qué...qué haces?
Siento mi cuerpo ponerse en tensión,
no se como reaccionar, esto jamás me había pasado con él y no se
que debo hacer. ¿Me querrá besar? ¿Estoy preparada?, tengo
dieciseis años, por supuesto que estoy preparada. Que ojos, como me
mira, me tiene loca.
-Bra. - Escucho de fondo. - ¡Bra!, ¿Me
escuchas?
-¿Eh? - Estoy aturdida por todo lo que
estaba imaginando.- Sí. ¿Qué haces, Goten?
-¿Cómo que qué hago? - Pregunta
confundido. - No voy a permitir que me pegues con las manos llenas de
eso otra vez.
-Es barro, idiota, y está seco. - Hago
un esfuerzo por soltarme de su agarre al darme cuenta del ridículo
que estaba haciendo pensando cosas que jamás iban a ser.
-Siempre estás de mal humor Bra, eres
igual que tu madre.
-¿Tienes algún problema con mi madre?
- Me salió una vena en la frente que no correspondía a ella, sin
lugar a dudas.
-Bueno, rectifíco, eres igual que tu
padre.
-Y tú eres igual que el tuyo, tan
estúpido como él. - Grito desesperada.
-Ya, Bra, vamos a casa antes de que se
haga mas tarde o tu madre se enfadará conmigo también, y ni que
decir de Vegeta.
Había ignorado mi comentario sobre su
padre, mis insultos y mis faltas de respeto. Siempre era así,
inocencia pura que no parecía ser corrompida por nada. Le envidiaba,
sentía celos de esa capacidad para tomarse todo con humor. El hecho
de que no se enfadara por nada, ni sacara un mal carácter que
pudiera herir a los demás con sus palabras. Ese era Goten, como
decía mi madre, era como Goku, pero más espabilado.
Durante el camino fui agarrada a su
brazo, con constantes cambios de humor entre la risa y el enfado, así
era yo, una chica bipolar con su estado de ánimo. Todo el mundo me
compara con mamá y me dice que soy como ella. Hielo y fuego, noche y
día, luz y... oscuridad, aunque esto último me lo mientan de mi
padre cada vez que me pongo histérica y la vena de mi frente empieza
a hincharse.
Llegamos a mi calle, la reja de la casa
está cerrada y busco las llaves en mi mochila. Entramos al jardín y
veo a mamá a lo lejos hablando con alguien que no conozco de nada.
¡Bien! Si tengo suerte podré subir a mi habitación, ducharme y que
mamá no me vea así. Aunque después tenga que lidiar con el sermón
por haber sido castigada y mi pelea con Lenna, podré esconder mi
aspecto, lo que la pondrá de los...
-¡Ey Bulma! - Abro los ojos como
platos, si pudiera abrirlos mas saldrían de mi cara. - Ya estamos
aquí.
-¿Pero tú eres imbécil, o qué te
pasa? - Grito al borde de la histeria cogiendo de la camiseta a
Goten. - ¿Tú sabes la que me va a caer si me ve así? Podía
haberlo evitado si te hubieras callado la puñetera boca, idiota.
-¡¡¡Bra!!! - Oh dios, la cara de mi
madre es un poema. Mas bien, de película de terror por que está
irreconocible. - ¿Qué demonios te ha pasado? ¿Qué haces así?
-Maldito Goten...-Maldigo en silencio
por no poder pegarle una bofetada monumental a este imbécil. - Mamá,
yo...
Veo a mi madre darle un beso a Goten y
por un momento, ignorar que yo estoy allí. Quizás con suerte si
está él puedo librarme un poco del castigo que me espera. ¿Y papá?
Miro a mi alrededor intentando encontrarlo y solicitar refuerzos.
-¿Dónde está papá? - Pregunto a mi
madre mientras avanzamos hacía el interior de la casa.
-No le busques Bra, esta vez no te va a
salvar nadie del castigo. - Me mira con furia y vuelve a centrarse en
Goten, al que lleva cogido del brazo, y le sonríe. - Esta noche está
fuera con Goku.
Caminamos hacía el salón donde hago
un intento por sentarme en el sofá.
-Bra Briefs, si pones tu culo en mi
sillón recién tapizado, juro por dios que no verás la luz del día.
- Me apunta con el dedo y no soy capaz de decir ni mú. Cuando mi
madre está enfadada es peor que cualquier enemigo de otro planeta. -
Ve a bañarte y cambiarte de ropa.
-Sí, mamá. - Digo cerrando los ojos
maldiciendo todo esto.
-Goten, ¿Quieres quedarte a comer? -
Aquella invitación de mi madre me hizo olvidar mi enfado con ella
por el castigo que iba a ponerme, y me empezaron a dar ganas de
devorarla a besos. - Si quieres puedes quedarte a dormir.
Oh dios mío, Goten durmiendo en mi
casa. De pensarlo me pongo nerviosa, feliz, y muy muy histérica.
-Gracias Bulma, pero no quiero que mi
madre pase la noche sola. - Sonrie como siempre, con su cara de
ángel. - Pero a comer acepto.
-Oh que demonios, ahora mismo llamo a
Chichi y pasais la noche los dos aquí. Hay muchas habitaciones
muertas de risa que podéis ocupar, y yo tampoco quiero estar sola.
Me voy de allí y comienzo a subir las
escaleras mientras veo a mi madre alejarse a la cocina a coger el
teléfono.
No me lo puedo creer, esta noche estará
Goten durmiendo bajo el mismo techo que yo, sólo de pensarlo siento
mariposas en mi estómago y un baile de nervios por mi cuerpo. ¿Podré
besarle esta noche?
Continuará...
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