Flores
de deseo
Capítulo
1
Atracción
No pasa un día que no venga a mi mente
las imágenes de Yahiko feliz, a nuestro lado, siendo los tres
hermanos que éramos entonces. Recuerdo tan fielmente como vivíamos
los tres con Jiraiya, como él nos cuidaba y nos protegía,
intentando hacernos ver lo dura que podía ser la vida shinobi.
Yahico murió y no pudimos evitarlo,
pero me sigo sintiendo culpable por que si no fuera por mi igual
seguiría vivo. Le debo la vida a él y a Nagato. Puedo entender
perfectamente la obsesión de Nagato por que lleguemos a la paz. Una
paz que se busca con la guerra ¿sigue siendo paz? Este mundo es tan
cruel que no entiende el día a día sin peleas ni sangre.
Intento pasar mis horas haciendo mis
figuras de origami, por que con ellas una parte de mi triste mundo
cobran alegría. Puedo dar vida a papeles y hay momentos en los que
tengo que eliminar a personas.
Cada día observo en silencio a mis
compañeros, aquí en Akatsuki la mayoria tienen un pasado que se
basa en muertes y sangre, en tristeza y dolor. De una forma u otra
todos estamos unidos. Algunos parecen aceptar, lo que para otros es a
sus ojos, ser villanos. Podría calificar a algunos de mis compañeros
así, pero no quiero juzgar a nadie. Sólo me límito a observar, oír
y callar. Ataco cuando se me ataca.
Pero entonces llegó él, Uchiha
Itachi. Un ninja de Konoha que se fue huyendo, renegando, de allí
después de haber matado a su familia, amigos y todo su clan.
Torturando a su hermano, el único superviviente de aquella masacre.
No puedo evitar sentir cierta atracción a él. Si Pain se diera
cuenta podríamos vernos todos en serios problemas. Nagato es
sobreprotector conmigo, no permite que me hagan daño, me cuida, me
protege, me observa, intentando mantenerme con vida, intentando
cumplir en cierto modo, que el sacrificio de Yahiko no fuese en vano.
Mi amigo, hermano y compañero de la
infancia, por el cual sentía un profundo amor y que cuando se fue,
lo sufrí. Él es el verdadero fundador de Akatsuki. Nagato y yo
seguiremos su ejemplo y buscaremos la paz a cualquier precio.
Me pierdo en mis pensamientos y pierdo
la noción del tiempo, vuelvo en si cuando escucho una voz
llamándome, Nagato. Voy donde me reclama y lo encuentro junto a
Itachi, que con su semblante serio no se límita ni a saludar. Sólo
me observa, me mira y me siento incomoda por sus ojos penetrantes.
-Konan – Me dijo Pain – como Itachi
no tiene compañero ahora mismo, quiero que te encargues tu de
acompañarle a las misiones.
-Como mandes, Pain.- Me desilusionaba
tener que separarme de mi dios.
-Cuando yo tenga que salir vendrás
conmigo. - Me dijo como si leyera mi mente y quisiera dejarme
tranquila. - Sólo serás su compañera en lo que encontramos alguien
para él.
Había oído rumores de la mala
relación de Itachi con Orochimaru. Supuso que esa sería la razón
de que desertara de Akatsuki y les jurara la guerra. En cualquier
caso sentía curiosidad por Itachi. Todos los miembros de Akatsuki,
exceptuando a Pain o Nagato, solían ser muy habladores y arrogantes,
alardeando todo el tiempo de su poder y todo lo que habían hecho
para llegar a ser criminales de rango S. El Uchiha no, él sólo
callaba, recibía órdenes y actuaba, cumpliendo su misión sin poner
ningún pero. En sus ojos oscuros veía un trasfondo triste, lleno de
dolor y melancolia. De eso ella sabía bastante, su vida nunca fue
fácil, siempre se vio envuelta en dolor y sufrimiento. Quizás por
eso, pasar algún tiempo con Itachi despertaba su interés en otro
hombre que no fuese Yahiko. Aunque claro está, que todo interés
tenía que ser sólo profesional. Nada podía ir mas allá de eso,
pues Pain, no lo permitiría y yo misma como mujer tampoco.
Ya de por si ser el único miembro
femenino en un grupo de hombres, en un mundo como este, exigía darse
a respetar. No era adecuado que me vieran tontear o mantener nada con
nadie. Además Pain no lo permitiría.
Miraba a Itachi mientras hablaba con
Pain sobre las misiones correspondientes en los próximos días. Él
observaba todo con atención, clavando sus oscuros ojos en mi y, como
siempre, sin soltar palabra. Sólo se dedicaba a asentir con la
cabeza.
Ese día salimos hacía una de las
aldeas donde teníamos que hacer una misión, sería de rango B y
según nos dijo Pain no sería difícil.
-No soy la más indicada para decirte
esto, pero – dudé si seguir hablando con él. - no eres muy
hablador.
Itachi seguía su camino en silencio,
sin soltar palabra e ignorando a su compañera que intentaba, sin
éxito, indagar en él.
-No es habitual que alguien como tú,
que ha exterminado a su clan, sea tan callado. - Estas palabras le
hicieron reaccionar y me miró.
-Quizás deberías callarte, si maté a
mi familia no dudaría en hacerlo con simples compañeros.
-No lo dudo, Uchiha. Pero tampoco
dudaria en afirmar que lo que hiciste... - Callé y pensé mis
palabras. - lo cargas en tu conciencia y te duele cada día.
-Cállate, muchacha. No necesito que me
psicoanalices.
-¿Muchacha? - Reí ante semenjante
afirmación. - Te saco mas edad de la que te llevas con tu pequeño
hermano, al que tanto añoras.
-Los asuntos con mi hermano no son de
tu incumbencia, Konan.
-No entiendo la razón, Itachi. Pero no
eres como los demás miembros de Akatsuki. Tu por mucho que estés
aquí por matar a tu clan dejaste vivo a tu hermano, ¿iba a escapar
un crío él solo? - Esperé esperando una respuesta que no llegaba,
- Lo dejaste vivir por algún motivo.
-Tienes razón Konan, no soy como los
demás bocazas de la organización. Yo – Me miró con sus ojos,
ahora color sangre. - no necesito dar demostraciones de arrogancia
que no sirve para nada. Mi poder es evidente.
-Vaya, ¿No eres arrogante? - Reí. -
no es necesario que intentes intimidarme con tu Sharingan, se que no
me harás daño.
Itachi paró en seco y yo frené a su
vez. Me quedé quieta esperando su siguiente movimiento mientras
maldecía pra mis adentros no haberme callado. Cuando él a hablado
es por que he tocado una herida abierta que necesita ser sanada. Le
miré, estando de espalda a mi, esperando que me mirara o mostrara
algo de humanidad en aquellos preciosos ojos carmesí.
Se dio la vuelta y sus ojos habían
cambiado a oscuros, un negro azabache que hacia juego con su pelo. Se
acercó despacio amí, arrinconándome sin darme cuenta hasta que
sentí un árbol en mi espalda. A escasos centímetros de mi, casi
podía percibir su olor, puso ambos brazos apoyados en el tronco,
haciendo que me viera presa en un abrir y cerrar de ojos.
Sabía que no me haría nada, pero
intentaba claramente intimidarme y que sucumbiera a lo que él
quería, que no hurgara en su pasado y su tormento, que me callara y
me limitara a ser como siempre era yo. Fría y solitaria.
Ironicamente éramos mas parecidos de lo que pensaba. Ambos
manteníamos las distancias con los demás, no queríamos hablar de
nada, fríos, silenciosos y celosos de nuestra intimidad.
-¿Qué te ocurre Konan? - Dijo muy
cerca de mi, tan cerca, que casí podía sentir su aliento en mi
cara. - Para estar tan segura que no te haré nada, te veo un poco
tensa.
-¿Crees que te tengo miedo, Uchiha? -
Pregunté echando pecho. - No soy una mujer que se ande con chiquitas
Itachi, si se te ocurre atacarme de alguna manera no tendré piedad
ni miramientos.
Itachi sonrió, como si le hubiera
hecho gracia mi reacción o mi contestación.
-¿Sabes de que sería capaz mi dios
por mi? No juegues con fuego, Itachi, por que puedes quemarte de
verdad.
-No temo a Pain ni a nadie de este
mundo, mujercita. - Acercó su boca a la mía, quedando sólo a unos
centímetros en los que casi podían rozarse nuestros labios. - Eres
tu la que debería temer de mi. No tengo piedad con nadie.
-¿Crees que me asustas o que no se
defenderme sola? Sólo eres un renegado de tu villa que esconde un
triste pasado. Nadie puede darse cuenta de eso mejor que yo.
Itachi se separó de mi, y me dio
nuevamente la espalda, no sin antes hacer un gesto con la boca de
decepción. Cada vez me daba mas la sensación de que no era la
persona que intentaba aparentar.
Me agarró de la muñeca sin mirarme, y
con fuerza tiró de mi. Su actuación me sacó de mis pensamientos
sin darme tiempo a reaccionar.
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