Capitulo 9
Sin remordimientos
Han pasado varios días desde la última
vez que le tuve cerca. Casi puedo sentir aún su aroma de aquella
mañana cuando lo vi recién duchado. Desde el último encuentro con
Pain no ha vuelto a ser el mismo, está mucho mas callado de lo
habitual, si es que eso es posible., sus acercamientos a mi son
nulos, apenas me mira y raramente puedo encontrarle. Juraría que
está huyendo de mi.
Siento una angustia que me oprime sin
poder acercarme a él, sin poder sentir nuevamente sus manos con un
simple roce, sin ver sus ojos y largas pestañas clavados en mi. Me
siento mas vacía, triste y Pain empieza a notar que algo me pasa.
Pero no puedo desobedecerle ni poner en peligro su estancia aquí...sé
de sobra que la tensión entre él y Pain es mas que evidente. Desde
que Tobi lo trajo siempre ha habido una química entre nosotros que
preocupaba a mi Dios mas de lo normal, sus preocupaciones aumentaron
cuando nos veía demasiado unidos para las misiones... tanto así que
al final ha buscado un nuevo compañero para él.
Subo a la terraza donde siempre solía
estar y una sensación de vacío invade mi cuerpo al darme cuenta de
que no está, que no queda nada que me indique que él está ahí. Me
envuelvo en mi papel, el que tanto me llena, pero ni aún así
consigo evadirme. El origami en mis manos se transforma en pequeñas
flores que voy dejando caer, mientras un sentimiento de culpa y
tristeza se apodera por salir de mi de alguna forma. Impotencia,
rabia, dolor, pena... todo por que en el fondo se que quiero estar
con él pero también sé, que nunca podremos tener nada. Mi corazón
pertenece a Yahiko...¿o no es así? Lloro, dejándome cae sobre el
frío suelo que empieza a humedecerse, las lágrimas se mezclan con
el agua que cae sobre mí, de la que no me había percatado hasta
entonces. El cielo llora conmigo y carga mi pena. No se que quiero y
por primera vez en mucho tiempo, empiezo a perder el control sobre
mis sentimientos, toda frialdad hasta el día de hoy es bloqueada y
el llanto no me deja ser la Konan que todos conocen. Soy vulnerable,
débil, una flor marchita que se está deshojando poco a poco bajo el
agua de la lluvia.
Abro los ojos y soy consciente de que
en cualquier momento puede venir alguien y verme así, y eso sería
un gran problema por que el primero en enterarse sería Pain. Así
que me levanto y me voy a toda prisa hacía mi habitación, me
encierro y me voy al baño donde me meto en la ducha bajo el agua
caliente.
Cierro los ojos y las lágrimas, que no
dejan de salir, se funden con el agua que cae sobre mi cara. Mi mano
recorre mi cuerpo mientras el suave gel arrastra las penas del día
con ella. Mi mente viaja, se traslada a un recuerdo lejano que nunca
ha sucedido, y es entonces cuando siento los ojos de Itachi
clavándose en los mios y su boca acercándose a mis labios. Sus
manos me tocan, me trasladan al placer, al amor, al sentimiento puro
de deseo.
Mi corazón se acelera, abro los ojos y
me tiemblan las piernas al sentirme tan vulnerable, expuesta y
avergonzada... ¿Qué estoy pensando? ¿Por qué yo...? No puedo
negarlo, y por un momento mi mente me hace pensar en la posibilidad
de que estos recuerdos inexistentes sean obra suya, que quizás de
alguna manera me ha metido en su genjutsu y lo estoy soñando... Pero
no, Itachi nunca haría algo así. Alguien como él no tendría que
hipnotizar a nadie para que lo deseara. Además, hace tanto que no
estoy cerca de él que es imposible.
Siento desilusión en el fondo, saber
que no tengo una excusa para ir a verle y hablar con él, aunque dudo
mucho que me abriera la puerta, en los últimos días soy invisible
para él, no existo. He pasado de ser su compañera a ser un estorbo
que evita a toda costa.
Durante un momento me quedo en blanco y
unas palabras revolotean en mi mente "Te liberaré, algún día,
nos liberaremos de nuestras cargas, Konan. Podrás ser libre de tu
encrucijada, y entonces, te entregarás a mi."
Quizás había posibilidad, quizás él
sintiera algo por mi que le empujaba a actuar así... Pero es Itachi
Uchiha, alguien que exterminó a todo su clan a sangre fría... ¿Iba
a sentir algo por alguien?
Y yo ¿qué? ¿Haría como que no pasa
nada y le diría que hay algo que siento por él? Ni yo misma se que
es. Y la idea en sí me asusta, por que en mi corazón siento que
estoy traicionando la memoria de Yahiko y el amor de Pain.
Impotente por no saber aclararme con
mis sentimientos, salgo de la ducha y cuando me pongo el pijama me
meto en la cama. Entierro la cara en la almohada y lloro
silenciosamente, mientras dejo que el sueño llegue a mi. No creo que
nadie pueda oirme pero cuando estoy con la consciencia casi perdida
por el cansancio y el sueño, una silueta conocida se presenta ante
mi.
- - ¿Itachi? - Parpadeo varias veces para intentar aclararme un poco.
- - ¿Te encuentras bien, Konan?
- - ¿Qué? - Logro decir. - Sí... ¿qué haces aquí?
- - Llevo escuchándote un rato llorar, vas a despertar a toda la planta. - Me sentía avergonzada por haber sido descubierta así. - No te preocupes, dudo mucho que nadie te haya oído.
- - Salvo tú.
- - Salvo yo, sí. Tengo muy buen oído.
- - Y buenas vías de escape. - Sus penetrantes ojos se clavaron en mi... dios mio, me enamoran cada vez que me miran. - Llevas varios días evitandome.
- -¿Porqué habría de hacerlo? ¿No has pensado que quizás, simplemente, no quiera verte?
- -¿Y qué está haciendo aquí? ¿Tanto te molestaba que no podías dormir?
Le aparté de mala manera, demostrando
que me sentía dolida por su comentario tan borde y seco. No esperaba
este reencuentro, le esperaba un poco mas... ¿mas qué? Es Itachí
Uchiha, por el amor de dios, no puedo esperar otra cosa al fin y al
cabo.
Cuando me levanté de la cama, me
agarró por el brazo y me acercó a él, impidiendo que me moviera de
allí.
- - Quería saber si estabas bien.
- - Lo estoy. Ya puedes irte que no voy a volver a molestarte para dormir.
- - Te estás pasando...
- - ¿Qué? - Esto si que no me lo esperaba. - ¿Yo? Te molesto para dormir, me evitas, no quieres verme... ¿Qué te he hecho?
- - Volverme loco. - Las palabras salieron de su boca sin pensar, casi al instante se dio cuenta del error que creía haber cometido. - Empiezo a sentir miedo, Konan.
- - No...no entiendo nada. - Y el agarre empezo a soltarse. Sus ojos no me miraban ya, sólo estaban perdidos en el suelo.
- - Yo soy el que no entiende que demonios me pasa contigo. No puedo permitirme estas distracciones.
Una distracción soy para él...
genial. Yo estoy perdiendo la razón por la culpabilidad y los
sentimientos y él, sólo se distrae conmigo.
- - No es fácil decirlo. Yo no soy como tu Dios, ni como ningún otro que hayas conocido. Yo no... puedo perderme en sentimientos, tengo una misión que seguir cada día.
Meneó la cabeza de un lado a otro.
Quitando importancia a lo que decía, aunque yo tampoco entendía
bien lo que intentaba explicarme.
- - Akatsuki es mi hogar, no puedo hacer cosas que yo desearia, ni tampoco ser como necesito ser ahora.
- - No te comprendo, no se que intentas decir... Itachi... - Pasé mi mano por su cara. - Ayúdame a entenderlo.
- - Es tarde para mi, Konan, no puedo y no debo.
Quizás mañana me arrepienta, pero
ahora no soy capaz de pensar en otra cosa. Sus ojos vacíos, oscuros,
tristes y sin vida me están encogiendo el alma... veo en él mi
reflejo. Soledad, culpa, remordimientos... incomprensión. Lo único
que quiero es perderme en ellos y hacerle compañia a esos ojos
negros que me están derribando todas las barreras.
Me acerqué más a él, tanto que mis
labios rozaban su oído, y dejándome llevar le susurré "Te
liberaré, algún día, nos liberaremos de nuestras cargas, Konan.
Podrás ser libre de tu encrucijada, y entonces, te entregarás a
mi."
Me miró, intentando descifrar mis
pensamientos y entonces lo comprendió, cuando sin mediar palabra su
mano rozó mi cara y me besó. Fundiéndose con mi boca nuestras
lenguas se entrelazaban, mientras las manos se perdían en el cuerpo
del otro y nuestra piel reclamaba mas atención.
No importaba el mañana, ni los
remordimientos, ni nadie. Sólo Itachi y yo, ahora, juntos,
sintiéndonos el uno al otro, dándonos compañía.
Me perdí tocando su pecho, lamiéndo
su cuello mientras me acariciaba la cabeza y enredaba sus manos en mi
pelo. Agarré una de ellas y la llevé a mi cintura, invitándolo a
subir por debajo de mi camiseta hasta llegar a mis pezones, que
endurecizos rozaban la tela. Sentí escalofríos cuando me apretó
proporcionándome una milésima del placer que prometía mas
adelante. Entreabrí la boca para dejar escapar un suspiro que atrapó
en sus labios.
La camiseta yacía sobre mis pies
desnudos. No me dejaba hacer nada, sólo se centraba en mi, en
observarme, besarme, acariciarme en partes y de formas que no creía
posibles. Me perdía en el deseo mientras sentía mi cuerpo temblar,
presa de la excitación. Me cogió en brazos y me llevó a la cama,
depositándome encima de los origamis que había sobre las sábanas
"flores de deseo" me pareció oír...
Su boca recorría cada centímetro de
piel desde mi boca hasta mi cuello, rozando con la punta de la lengua
mis pechos, deleitándose en los pezones erectos por su culpa... pero
todo era poco y él quería más, hacerme sentir el placer hasta
deshacerme en sus manos. Lo sé, me di cuenta de lo que pretendía
cuando agarró la cintura de mi pantalón con la boca y tiró de ella
para bajármelos, dejándome desnuda, expuesta y abriéndome las
piernas para él.
El corazón se me iba a salir por la
boca, que entreabierta dejaba escapar pequeños gemidos sin tocarme
aún siquiera. Pero era sólo el preludio de lo que se avecinaba con
él. Su cara de seguridad, sus ojos clavados en mi, que tan loca me
volvía, y sus labios formando una pequeña sonrisa de...
¿satisfacción? ¿Orgullo? No lo descifraba, y tampoco importaba,
sólo quería quedarme en sus manos, ser libre, ser feliz, disfrutar
y ser... suya.
Pequeños besos en los muslos me hacían
arquearme, intentando acercarme más a él y poder sentirle mas
intensamente, pero su mano en mi vientre me aplacaba, ordenándome,
que no me moviera, avisándome de quien llevaba la situación.
Sentía sus mechones de pelo rozarme, y
los escalofrío me empezaban a volver loca... mirarle mientras
indagaba en mis partes íntimas y hacía conmigo lo que le apetecía
era demasiado excitante como para verlo y no querer hundirle la
cabeza de una vez.
Me torturaba... disfrutaba haciéndolo.
Un camino de besos, lametones y caricias hasta que al fin llegó al
centro de mi deseo. Agarrándome las caderas me hundía más en su
boca llevándome a las estrellas donde sólo podía cerrar los ojos
morderme el labio y acariciarle la cabeza. Me estaba dejando llevar
por la sensación de placer inmensa, ansiaba llegar a la mas alta
torre de placer por su boca, pero se quitó, dejándome necesitada.
Se desnudó mirándome, no apartó los ojos de mi en ningún momento
mientras su ropa caía al suelo mezclándose con la mía.
Cuando le vi desnudo no pude evitar
clavar mis ojos en sus partes mas ínitimas, ansiada, avergonzada,
deseaba sentirle dentro de mi.
Percibí cierta sonrisa de arrogancia,
orgullo y prepotencia en su rostro, pero antes de poder decir nada lo
tenía entre mis piernas, rozándose conmigo y haciéndome temblar al
contacto con él.
Su miembro rozaba la parte mas sensible
de mi cuerpo y eso aumentaba las ganas de llegar a más. Con una
delicadeza que me sorprendió, puso la punta en mi entrada y poco a
poco fue introduciéndose en mi interior. Controlando las ganas de
embestirme más fuerte, Itachi tenía un control perfecto de la
situación.
Me dolía, era demasiado estrecha para
él y sentía como mi carne se iba abriendo poco a poco para dejarle
paso y que disfrurara conmigo, tanto como yo lo hacía con él.
Entre gemidos, besos y suspiros me
embestía, cada vez mas rápido, cada vez mas salvaje, hasta que yo
misma le pedí que no tuviera miramientos y que era completamente
suya para que me tomara como quisiera.
Su boca no olvidaba mis pechos, que se
movía al ritmo de sus movimientos. Las manos de Itachi me tocaban
por todas partes, era como si todo mi cuerpo estuviera tocado por él.
Sentía acercárse mi orgásmo, como
estaba cada vez mas cerca de correrme con él y sólo podía
suplicarle que siguiera, mientras notaba mi cara arder y mis manos
agarraban su coleta para acercarle a mi. "Itachi... más ...
más... por favor". La sacó, dejándome desamparada, pero
rápidamente volvió a meterla y esta vez mas fuerte, de una
embestida y haciéndo que me rompiera en mil pedazos mientras gemía
en su boca y me corría sobre él.
No pasó mucho cuando pude sentir su
cuerpo tensarse, su mirada oscurecerse y su cara mostraba el placer
de correrse en mi interior.
Agitados y con la respiración ahogada
salió de mi y completamente pegados, cerró los ojos y me puso en su
pecho, invitándome a dormir en sus brazos, sintiéndo que esto no
había sido simplemente deseo. Miré hacía arriba un segundo y pude
ver en su cara serenidad, paz, confianza... tantas cosas que tiempo
antes no había imaginado ver en él, en Itachi Uchiha.
PRÓXIMO CAPÍTULO EPILOGO FINAL
Comentarios
Publicar un comentario