Capítulo
7
Encrucijada
No me mira como otros días, pasa de mi
como si no le importase absolutamente nada ¿Qué te pasa, Itachi?.
La mano de Pain me rodea la cintura y
al mirarle a la cara observo hacía donde miran sus ojos, miran al
Uchiha que me atrae. ¿Por qué le mira así? ¿Acaso sabe lo de
nuestra atracción? Es claro que nos atraémos, que nuestro cuerpo
despierta un deseo cuando estamos cerca el uno del otro, pero sin
embargo nunca hemos sucumbido a la pasión y nos hemos dejado llevar.
Tampoco se si podría, si mis sentimientos me lo permitirían y si mi
cuerpo estaría lista para él.
¿A quién pretendo engañar? Claro que
estaría lista, por eso mismo cada vez que le tengo cerca o sus manos
me tocan siento humedecerse mi entrepierna y lo único que puedo
hacer para disimularlo es apretar los muslos y aparentar normalidad.
Vuelvo a mirarles y veo la rivalidad
entre ellos. Maldita sea. Maldigo esa situación, no quiero verlos
como rivales por mi, no es el momento de eso ni tampoco es la
ocasión. Veo el Sharingan de Itachi retando al Rinnegan de Pain,
cuando soy testigo de que el Uchiha cierra los ojos y baja la cabeza
aceptando sumisión ante él. Me apena verle así, no merece eso.
Pero no puedo quejarme, debo seguir con mi camino y aceptar los
deseos de mi dios.
Terminamos la reunión y tengo que ir
con Itachi hacía nuestra misión. Le veo salir de la habitación y
voy a alcanzarle cuando Pain me sujeta la cintura impidiendo que
avance.
-¿A dónde vas, Ángel? - Me pregunta
en un tono que no logro entender.
-Debemos ir a la misión que nos
encomendaste, Pain.- Respondo desconcertada.
-Tú no.
-¿Qué?
-Tú no irás con él. -
Definitivamente Pain sospechaba algo de nuestra atracción.
-Pero dijiste que yo era su compañera,
Pain...- Me suelto de su agarre. - ¿Qué estás haciendo? ¿A qué
viene todo ésto?
-No soy estúpido, Konan. - Que me
llamase por mi nombre con ese tono implicaba que hablaba muy enserio.
- Puedo darme cuenta de vuestro estado de ánimo cada vez que estáis
cerca, el ambiente se carga y se tensa.
-Pain, te estás equivocando. - Digo a
sabiendas de que esta afirmación puede ofenderle. - No hay nada
entre Itachi y yo.
-¿Estás diciendo que me lo invento? -
Me agarra del brazo y por un instante no logro reconocer al chico que
tengo delante de mi. - Ángel, tengo que protegerte.
-No, lo que te digo es que ves cosas
donde no las hay. - Le cojo la cara con mis pequeñas manos. A vuelto
mi dios. - No me pasará nada.
-Le prometí a Yahiko que te
protegería, y eso es lo que haré cueste lo que cueste. No permitiré
que nadie ponga sus manos sobre ti.
Puedo entender sus palabras y su forma
de comportarse. Siempre ha cargado con la culpa de la muerte de
Yahiko, siempre ha sentido el deber de protegerme y mantener la
promesa que le hizo. Pero debe entender que soy adulta y tengo mis
propias defensas.
Escuchamos la puerta nuevamente y ambos
nos giramos, veo aparecer a Itachi calmado y andando despacio hacía
nosotros.
-Tenemos una misión que hacer, Konan.
- Mira a Pain mientras pronuncia esas palabras.
-No será ella la que vaya contigo. -
Me agarra del brazo posesivo mientras Pain responde por mi. - Puedes
ir solo, Itachi.
-La misión estaba prevista hoy para
dos, líder. - Puedo ver la dificultad de Itachi al recitar esas
palabras, casi siseando.
-Pain, debería ir con él. No queremos
que nada entorpezca los planes, ¿No?. - Aunque sabía su decisión y
lo que opinaba sobre eso no podía dejar a Itachi tirado y Pain debía
entender que no podía tenerme clausurada en este sitio sin hacer
nada. - No puedo quedarme sentada sin hacer nada.
-Ve. - Iba a soltarme de su agarre
cuando estiró de mi y me pegó mas a él, me acarició el pelo
apartándolo de mi cara y miró a Itachi. - La quiero intacta,
Itachi, no permitiré las manos de nadie encima de ella.
-Hmm. - Se limitó a decir, sin
comprender por que sonreía de aquella manera. - ¿Hay algo que me
quiera decir, Líder?
-Te lo he dicho ya. No quiero las manos
de nadie sobre ella. Es mía.
Nunca había visto a Pain de esa manera
conmigo, tan posesivo y tan a la defensiva con alguien por mi.
Me encontraba en medio de dos hombre
que querían algo de mi, Itachi despertaba el lado salvaje y animal,
mientras que Pain era el lado protector y familiar. Alguien con quien
jamás tendría ninguna relación que no fuese como de la familia.
Pero Itachi encendía la llama sexual en mi interior, sacaba mi parte
sensual, la curiosidad respecto al sexo y me atraía mucho su
frialdad y misterio. Estaba en una encrucijada de dudas que no podía
resolver.
-¡Pain! - Dije mirándole fijamente a
los ojos. - Por favor. No eres asi.
-Ángel, debo protegerte. - Me soltó
completamente de su agarre. - Debo mantener mi promesa.
Sonreí a Pain y le di un beso en la
mejilla, me di la vuelta y me fui hacía la puerta seguida por
Itachi, que avanzaba con lso ojos cerrados.
-No debes retarle, Itachi. - Digo tras
un largo silencio abrumador. - Pain puede acabar contigo en cualquier
momento, no debes hacerle enfadar.
-Estás muy segura de que tu dios puede
conmigo. - su arrogancia no tiene límites. - ¿Qué tan fuerte es el
líder?
-Más de lo que puedas imaginar. -
Confieso orgullosa. - Es un Dios, no tiene debilidad.
-Todo gran jutsu tiene un punto débil.
-Paró en seco y se quedó mirándome a los ojos. - Todo ser humano
tiene una debilidad, Konan.
-Pain no. - Aseguro quedando a su
altura. - Él no.
-Tú. - Me dice y se acerca mucho más
a mi hasta a estar a excasos centímetros. - Tú eres su debilidad
pero...
-¿Pero qué? - Pregunto confundida.
-Nada. -Se dio la vuelta y avanzó. -
Sígamos adelante.
Durante un buen rato seguimos en
silencio, llegamos a nuestro destino, hicimos nuestra misión y
volvimos con Pain. Entró a darle el informe y me quedé en la puerta
esperando que saliera. Cuando salió él entré y me quedé con Pain
durante el resto de la tarde. Estaba anocheciendo y pronto nos
reuniríamos para la cena.
Me fui a mi habitación un rato antes
de ver a los demás y antes de llegar me encuentro a Itachi en la
puerta.
-¿Qué ocurre Itachi? - Pregunto
extrañada. No puedo esconder lo que siento cada vez que le tengo
cerca.
-Dentro. - Me dice impaciente por
entrar. - Hablemos dentro.
Sin comprender muy bien que sucede abro
la puerta y entramos, Itachi cierra a su espalda, me empuja contra la
pared y pega su cuerpo al mío.
-Lo siento, he intentado hacerlo pero
no puedo. - Confiesa agarrando mi cintura. - Mírame.
-Itachi...-Apenas puedo hablar al
sentirle así. - ¿Qué... qué haces?
-Mírame, Konan. - Su voz me suplicaba,
pero no podía caer. No era estúpida, sabía lo que sus ojos podían
conseguir. - Dime al menos si lo deseas.
-Itachi...- Claro que le deseaba,
deseaba sentirle en mi interior moverse y disfrutar de mi, que me
poseyera de una maldita vez y hacerle disfrutar. - No...no puedo.
-¿Por qué? - Susurró. - ¿Por qué
no puedes? Dímelo y dejaré de insistir.
-Por favor, no...- Me moría por decir
que si, pero no podía, el recuerdo de Yahiko me atormentaba. -
Nunca podría hacerlo.
-Nunca digas nunca, Konan. - Su
seguridad era tan alta que me hizo dudar de mi misma. - Haré que te
liberes de esta encrucijada, mas tarde o mas temprano, pero lo haré.
-Lo siento, Itachi. No puedo
hacer...-No pude continuar, cuando la lengua de Itachi entró en mi
boca buscando la mía.
-Déjame mostrarte el camino. - Se
apartó para susurrarme aquellas palabras que sólo él sabia decir
de esa manera. - Si me dices que pare lo haré. Te entregarás a mi
por tu propia voluntad y sin cargas.
Sentía la mano de Itachi deslizarse
por mi cadera, entrar por la abertura de mi capa, buscar la cintura
de mi pantalón e inmediatamente introducirse en mi ropa interior.
Sus dedos acariciaban mi intimidad de una manera lenta, y
dolorosamente sensual.
-Para no poder estás muy húmeda.
Puedo notar como, con un poco de atención, estás a punto de
correrte en mi mano.
-No, por favor, Itachi. - No podía
aguantar aquello, si seguía así caería en sus manos. Me estaba
llevando al límite con sus caricias, me encontraba muy muy excitada
y cada segundo que pasaba ansiaba mas notar su miembro en mi
interior, llenándome por completo.
-Puedes pararme cuando quieras hacerlo
de verdad. - Noté como introducía dos dedos en mi interior y mi
boca se abría para gemir. Solté un grito que él calló con sus
labios. Me sorprendió, estaba mostrando mas sentimiento del que
podía esperar.
-Para. - Frenó en seco aquel hermoso
placer que me estaba dando. - Es mejor así.
Le empujé despacio, mas que nada para
apartarle de mi cuerpo, le miré a los ojos suplicando perdón y él
entendió lo que necesitaba en ese momento.
Abrio la puerta y se fue, no sin antes
mirarme otra vez y sonreírme mientras repetía.
"Te liberaré, algún día, nos
liberaremos de nuestras cargas, Konan. Podrás ser libre de tu
encrucijada, y entonces, te entregarás a mi."
Comentarios
Publicar un comentario