Capítulo
5
Tentación
Durante la siguiente semana no habíamos
cruzado palabra, la tensión era muy evidente cuando estabamos mas de
dos minutos juntos. Se me hacía eterno tenerle cerca y recordar lo
que habíamos intentado hacer. Era una estúpida y había sido una
gran tonteria siquiera intentarlo.
Cada vez que nos encontrabamos cara a
cara me ponía tensa, nerviosa e inexplicablemente excitada. No
sentía amor, sólo atracción física y sexual, un deseo imponente
que me ardía en lo mas profundo de mi ser.
Sabía que no estaba bien, sabía que
no debía hacerlo. Yo tenía que respetar a Yahiko y Nagato, ambos
merecían mi respeto y yo lo estaba quebrando si seguía pensando y
sintiendo así. No había manera de calmar la sed que me propinaba
tener a Itachi cerca de mi. Mis músculos se tensaban y mis piernas
ocultaban entre apretones mi sexo humedecido. En mi vientre notaba
los nervios alterados y la excitación recorría cada parte de mi
cuerpo.
Me pasaba las horas libres observando
por la ventana, veía la lluvia caer y recordé nuevamente a mi
amado, Yahiko. ¿Sentiría lo mismo si él estuviera vivo? ¿Qué
pensaría Nagato?
Itachi me traía, el deseo crecía
entre ambos cuando estabamos cerca y era insoportable cuando nos
encontrabamos solos.
Había evitado reunirme con él sin
nadie presente, siempre poniendo excusas que Pain empezaba a ver
extrañas. Pero no podía explicar las verdaderas razones de por que
quería mantenerme alejada de él.
Rezaba para que Itachi no tuviera que
ir a alguna misión y tener que pasar tiempo a solas. Si Pain le
mandaba a hacer alguna captura tendría que acompañarle. Era su
pareja hasta que encontrasen alguna idonea para Itachi.
-Ultimamente te pasas mas horas aquí
que en ninguna otra parte. - Me asustó Pain. - ¿Ocurre algo, Ángel?
-No, Pain. -Mentí negándole los ojos.
- Es este tiempo, la lluvia...me recuerda a Yahiko.
No mentí, omití parte de lo que
realmente pensaba. Me agarró por la cintura y me pegó a él.
Siempre le sentía tan mío... me calmaba saber que tenía a alguien
como él velando por mi, como hubiera querido hacer Yahiko, como lo
intentó, como lo hizo.
Por mi cabeza no dejaba de asomar la
idea de una relación meramente sexual con el Uchiha, me atraía
tanto como él mismo. Pero la idea de traicionar la mente de Yahiko,
la confianza de Nagato y la mía misma me prohíbia hacerlo. Sin
embargo cada vez que le veía frente ami con su pose fría,
solitaria, arrogante y tan, tan misteriosa, no podía negarme el
hecho de que deseaba abrirme de piernas para él y entregarme al
deseo.
Si no hubieramos sido interrumpidos por
Pain posiblemente hubieramos culminado nuestro acto de deseo aquella
noche. Pero llegó en el momento justo para que no sucumbieramos a la
pasión y quizás, sólo quizás, era una señal del destino para
evitar romper las reglas que teníamos que cumplir.
Nadie veía a Itachi como una persona
sexual, cariñosa ni amigable, sin embargo conmigo se abría en el
tema sexual. Yo le había visto excitado, deseoso de poseerme,
acariciarme, le había visto de un modo que nadie mas había podido
pensar. Siempre mantenía las distancias con todo el mundo, no
hablaba mas de lo necesario ni tenía contacto con nadie si no era
meramente profesional o necesario. Nadie podía vernos de un modo
íntimo jamás, de hecho, nadie podría ver a Itachi con esos ojos.
Yo sabía que realmente no era la fachada siniestra que se veía por
fuera, pero yo también tenía mis batallas internas y comprendía lo
que algunos necesitamos hacer para sobrevivir a nuestra propia
oscuridad.
Podia pasarme horas y horas en los
brazos de Pain sin querer moverme, sólo viendo la lluvia caer y
sintiendo el aire frío y húmedo del ambiente. Era relajante,
gratificante y familiar. Era una parte de mi que nunca querría
perder ni dañar. ¿Nagato, Pain o Yahiko me juzgarían? No quería
pensarlo, pero la idea golpeaba en mi mente y mi pecho con fuerza,
insistiendo en que no era bueno ni sano sentirme así por Itachi.
¿Por qué él? ¿Por qué no Nagato?
Nunca podria ver a Nagato con instintos sexuales, jamás podré. El
es una parte de mi alma, como un hermano que me protege y me ama, lo
quiero con toda mi alma pero es un amor familiar.
-Ángel, mañana tenéis una misión
Itachi y tú. - Siento como la piel se me pone de gallina . - Debes
ir a hablar con él ahora, debéis prepararla antes de que anochezca.
-Claro Pain, iré inmediatamente. -
Respondí intentando ser convincente sin mirarle a los ojos.
-¿Todo bien?
-Sí, sólo es la lluvia. - Dije
haciendo una flor de origami. - Cuando el cielo llora todo es de
distinta manera.
Le extiendo la mano con la flor de
papel y esta al mojarse se desarma. Pain la mira y hace una mueca de
tristeza con su boca. Le dedico una sonrisa y él alza una ceja.
-Aprendí a que podemos cambiar las
cosas, Pain. - Le entrego una nueva rosa, que a pesar de la lluvia no
se estropea. - Intento recordar cada día esa lección.
-Estás distinta Ángel, ¿qué ocurre?
-Nada, Pain. Ya te digo que es la
lluvia la que reacciona por mi. El cielo llora y me trae viejos y
nostálgicos recuerdos. - Me acerco a él y le abrazo. - Tengo que
ver a Itachi.
Me despego de él sabiendo que es
cosciente de que algo no anda bien y me voy hacía la habitación de
Itachi. Llamo a la puerta y espero muy nerviosa que aparezca él. La
puerta se abre, pero a diferencia de lo que esperaba no es el Uchiha
el que me recibe.
-Konan, ¿qué haces aquí? ¿Y Pain? -
Su cara oculta tras la máscara me impide saber cual es su verdadera
reacción al verme.
-Fuera. - Digo cortante intentando
mirar tras él para ver a Itachi. - Necesito preparar una misión con
el Uchiha para mañana, ¿está?.
-Uchiha Itachi, te estás haciendo muy
popular. - Se aparte de la puerta y aparece tras él Itachi, abriendo
despacio los ojos e hipnotizandome con sus largas pestañas.
-Konan. - Se limita a decir.
-Mañana tenemos una misión, tenemos
que prepararla, Uchiha.
Itachi mira a Tobi y este simplemente
se marcha dejándonos solos en silencio con un vacío que inunda la
habitación. Entiendo que debo pasar, pese a no recibir ninguna
invitación. La puerta se cierra tras de mi cuando estoy al lado de
la cama.
Un silencio incómodo, tenso y
perturbador nos acompaña durante lo que parece una eternidad hasta
que por fin hablo y tengo la atención de Itachi.
-Tenemos que ir tras una información
en la aldea vecina, ¿alguna sugerencia?
Lo veo quedarse en silencio durante un
buen rato, observo como está con los ojos cerrados pensando en sabe
dios qué, no se mueve del sitio durante todo este tiempo, hasta que
por fin lo veo con intención de caminar y se acerca a mi.
Me encuentro apoyada sobre la pared de
al lado de la cama y de brazos cruzados. Mi corazón se acelera
cuando lo veo tan cerca de mi. Lo único que se me ocurre entre el
temblor es intentar retroceder aún mas, pero me encuentro atascada
en una pared e instintivamente mis manos se posan en ella. Itachi
sigue avanzando hasta que está a pocos centímetros de mi, pone sus
manos sobre la pared y echa su pecho hacía delante.
-Tengo varias sugerencias, Konan, pero
no se si son las mas adecuadas para una misión.
Podía notar cierta picardía en su
tono, sentir como la excitación comenzaba a apoderarse de mi al
escuchar aquellas simples palabras que no intuían nada sexual,
aparentemente.
Me estremecía al imaginar que aquello
no podía estar bien, sentía la necesidad de apretar los muslos y
evitar que mi sexo empezara a mojarse, intentar controlar las
reacciones de mi cuerpo al sentir a Itachi tan cerca de mi.
-La misión Itachi, necesitamos
prepararla.
Apretando los labios hizo un intento de
sonrisa, colocó su mano en mi entre pierna y clavó sus dedos con
suavidad.
-Konan... - Susurró en mi oido
haciendo que me estremeciera y soltara un gemido. - No quiero
preparar nada, quiero entrar en ti.
No podía hablar, sentía la excitación
al límite recoriendo mi cuerpo erizado. Necesitaba abrir las piernas
y darle paso a mi ser, a mi intimidad, a mi cuerpo. Pero la idea de
perder el control y el respeto me negaba ser libre. Queria soltarme
el pelo, quitarme mi capa y la ropa y entregarme a la pasión, pero
no podía. Por mas que lo intentaba una parte de mi me prohibía
hacerlo.
Sentía sus dedos clavados en mi
sensible piel íntima, como su torso se apegaba a mi pecho y tensaba
mis pezones, empecé a notar sus labios rozando mi cuello y su lengua
saboreando mi piel. Envuelta en el preludio del placer que quería
sentir en sus manos me dejé llevar, nuevamente, hacía la pasión.
Abrí mis piernas para él, deseosa de tenerlo entre ellas me abrí
la capa, esperando que con mi acción él diera el siguiente paso.
Lo que vi fue a un Itachi de rodillas frente mi mirándome a los ojos
y pasando su lengua por los labios, mientras con sus manos agarraba
mis muslos y los separaba aún más.
Su boca pegada en mi intimidad me hacía
sentir sensaciones que nunca antes había experimentado. Inhalaba mi
aroma con satisfacción, deleitandose en mi sexo con su lengua para
llevarme al séptimo cielo del placer y hacerme sentir única y
exclusivamente de él. Sentía su lengua recorrer mi humedad,
succionarme con intensidad y desgustando cada parte de mi sexo. No
podía moverme ni hacer nada salvo gemir y agarrar su cabeza con mis
manos, indicando el camino hacía mi órgasmo. Le apretaba contra mi
desesperada por correrme en su boca y sentir la satisfacción que
tanto necesitaba en ese momento. Movía mis caderas con ansia por que
ese momento llegara, pero él no quería terminar tan pronto así que
se apartó y sin dejar de mirarme pasó su dedo por sus labios para
limpiarse mis flujos mezclados con su saliva. Se quitó la ropa
frente ami, dejando completamente libre su erección, de sio la
vuelta y echó el pestillo en la puerta.
-No consentiré mas distracciones,
Konan.
Se acercó a mi, me dio la vuelta
pegando mi cara a la pared, me cogió de las caderas y me alzó un
poco, permitiendo así que su miembro entrara en mi. Mi falta de sexo
durante tanto tiempo mantenía mi vagina muy estrecha para él, le
costaba penetrarme y podía sentir el dolor en cada embestida, pese a
la suavidad con que lo hacía. Notaba sus intentos de control y por
no hacerme daño, pero no podía evitar que me estaba reventando y
que pese al placer que estaba sintiendo con ese dolor, estaba
sangrando.
-Konan... - Su respiración
entrecortada en mi oído susurrando mi nombre me estremecía. Me
excitaba muchísimo saber que el centro de su placer era yo, que mi
sexo estrecho y cálido lo estaba volviendo loco. - No quiero hacerte
daño.
-Lo sé. - Me incliné un poco mas para
que pudiera tener mejor control sobre mi. - No pares, me gustar
sentirte dentro de mi, quiero sentir como te corres dentro de mi
cuerpo.
Sentía sus labios en mi cuello junto
su respiración acelerada, sus manos se adueñaron de mis caderas que
me empujaban mas contra él. Me sentía muy llena, a punto de
explotar mientras el placer se abría paso dejando a un lado el dolor
de cada embestida. Cuando notó que mi placer había ganado la batala
sus embestidas se intensificaron, casi salvajes me penetraba una y
otra vez mientas su mano, ahora en mi pecho, me apretaba los pezones
duros. Mi placer estaba desatado y con gemidos continuos suplicaba
que no parase.
Me dio la vuelta me agarró en brazos y
me tumbó en la cama boca arriba, se posicionó encima de mi y me
penetró con fuerza. Nuestras bocas casi pegadas se fundieron en un
beso que apenas duró. Mis pensamientos sabian la importancia de ese
acto y comprendí que no quería ataduras sentimentales, simplemente
sexo y placer. Me limité a gemir en su boca, cerrando los ojos y
arqueando mi espalda, y en busca de mas profundidad rodeé su cintura
con mis piernas. Sus ojos se clavaban en mi, aunque no los viera me
sentía observada por él. Abrí los ojos y al ver su cara de
excitación la mía creció, dejándome sentir libre mi órgasmo, me
corrí con Itachi dentro de mi.
Su reacción fue agarrarme con fuerza,
casi notando sus uñas clavarse en mi piel, y embestirme con
empujones salvajes y profundos hasta que noté su respiración muy
alterada, su cuerpo temblar y acelerar hasta sentir como se derramaba
dentro de mi y se dejaba caer sobre mi cuerpo.
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