Capítulo
4
Discreción
-Te estaba esperando, Konan. - Le dije
cerrando los ojos, palpando toda la tensión del ambiente. - Sabia
que vendrías.
-¿Por qué no le has dicho a Pain que
fui un estorbo para ti? - Podía sentir el rencor en sus palabras.
-Dices conocerme, pero sin embargo me
preguntas algo tan obvio como eso. - Me levanté y caminé depacio
hasta donde estaba ella. - No soy ningún crío quejica, Konan.
-No se trata de quejarte, si no de que
si te molesta mi presencia debes decírselo. - Cerró sus preciosos
ojos anaranjados y ladeó la cabeza. - No debe haber nada que pueda
estropear una misión.
-Soy precavido y discreto con mis
misiones, no tengo por costumbre quejarme a la mínima. - Me estaba
empezando a cansar este sentimiento que sentía cuando la tenía
cerca. - En cuando a lo de molestarme tu presencia... sí, me
molesta.
Vi una luz de esperanza en su reacción,
creí ver la decepción en sus ojos y eso, me impulsó a seguir con
lo que, en mucho tiempo, no había sentido.
-Me molesta muchísimo tenerte cerca
por que me cuesta controlarme. -Confesé al fin.
-¿Con...controlarte? - Preguntó
confusa titubeando.
-Konan, no entiendo lo que me pasa. -
La cogí por los hombros. - Yo no... yo no puedo tener sentimientos.
No puedo tener lazos, eso me haría débil.
-No te entiendo, Itachi.
-Llevo mucho tiempo sin sentir una
mujer y me encuentro encerrado casi todo el día con una. - La
acerqué a mi boca. - Soy un shinobi renegado pero ante todo, soy un
hombre con necesidades.
-Pero yo no...yo... no – Mi mano
subiendo por su muslo, debajo de su capa la estaba haciendo perder la
compostura. - Itachi, Yo...Pain.
-No llevas nada debajo. - Si seguía
así, no iba a poder controlar lo que mi cuerpo ansiaba tener. Y por
una vez, no era poder. - Me resulta raro que aparezcas en mi
habitación, desnuda, sólo cubierta por la capa de Akatsuki. ¿Qué
intentas, Konan?
Mi orgullo crecía, verla derretirse en
mis brazos sin poder articular palabra era una delicia para mi
hombría. Mi boca estaba cerca de la suya, susurrando en todo momento
en sus labios mientras mi mano, juguetona, se colaba por debajo de la
capa, acariciaba cada parte de su piel y se acercaba peligrosamente a
su cálida entrepierna.
Konan movió una de sus manos para
intentar, sin esfuerzo, apartarse de mi. La agarré inmovilizando su
cuerpo con la presión del mío y sujetando su mano rebelde con la
mía libre. No quería dejarla escapar, pero tampoco era mi intención
forzarla a nada. No caería tan bajo como para obligar a una mujer a
que satisfaga mis deseos sexuales.
-Konan, si quieres irte no te obligaré
a quedarte. - Dije mirándola a los ojos seriamente. - Pero si te
quedas...haré contigo lo que yo deseé.
-Pero es que Pain...no puedo. - Por
mucho que se negara era evidente que lo deseaba tanto como yo. - Si
él se enterara le decepcionaría.
-Te he dicho que soy muy discreto. -
Introduje mi mano entre sus piernas agarrando por completo su
intimidad.
-Con las misiones. - Susurró. - ¿Soy
una misión para ti?
-Eres mi compañera, eso te convierte
en parte de mis misiones. - Posé mis labios sobre los suyos,
invadiendo su boca con mi lengua, explorándola.
-Dime Konan. - Me detuve a preguntar. -
¿Qué quieres hacer?
Podía percibir su excitación.
Temblorosa en mis manos, empapándome, su cara sonrojada y su boca
entreabierta. No importaba la respuesta, sabía que deseaba hacer
conmigo lo que yo anhelaba hacer con ella.
-No tienes de que preocuparte, no soy
una persona que cuente su vida ni lo que hace.- Aclaré intentando
calmarla. - No importa lo que me respondas, siento tu respuesta en mi
mano.
Introduje dos dedos en su interior,
notando su humedad y el calor que desprendía. Su cara angelical,
sonrojada y excitada no hacía mas que hacer crecer mi deseo y
excitación. Mi entrepierna se estaba volviendo loca, deseando
liberarse y adentrarse en ella. Cogi la mano de aquella mujer que me
había hecho perder la razón por un momento y la llevé a mi
masculinidad. Observé en su cara la sorpresa, mas no me hizo esperar
y metió la mano entre la ropa. Solté un suspiro de placer al sentir
su piel sobre mi miembro y las ganas de arrancarle la capa y poseerla
contra la pared crecieron.
No me hizo falta su respuesta, es más
no me respondió, simplemente se dejó hacer y cada una de mis
caricias me las devolvía sin dudarlo. Necesitaba esto, sentirme así
después de tanto tiempo sin recibir una muestra de cariño. Aunque
yo no amaba a Konan, esa palabra no entraba ya en mi vida, pero
necesitaba sexo y perderme en el placer del momento.
Abrió las piernas permitiéndome
acceso directo a ella. La capa nos impedía disfrutar de piel con
piel y la liberé de ese obstáculo. Quedando completamente desnuda a
mi merced, delante de mi. No me lo pensé y cogí uno de sus pezones
con mi boca, chupando y succionando mientras acariciaba su cuerpo. Se
quejó cuando me aparté y me sentí complacido al ver su decepción
por pararme. Me quité la camiseta y acarició mi torso desnudo,
reemplazando sus dedos por besos, lamiendo mi pecho con entusiasmo,
haciendo que enloqueciera y me evadiera del mundo por un momento.
Un ruido nos alertó, haciendo perder
toda la magia de nuestro romance, llamaron a la puerta y ambos nos
quedamos en silencio sin saber como reaccionar.
-¿Itachi? - Nuestras caras se
descolocaron al escuchar la voz de Pain al otro lado de la puerta. -
Tengo que hablar contigo.
Miré a Konan, sabíamos que el momento
se había roto y que con él, nuestra posibilidad de acostarnos se
había esfumado. Maldecí a su dios por esta intromisión y me aparté
de ella.
-Un momento, líder.
Le di la capa y me coloqué la mía.
Nuestras caras revelaban que algo había sido interrumpido y
estabamos de mal humor. Pero mantener la compostura es algo que se me
da bastante bien. Cerré los ojos respiré y mi cara cambió. De
Konan sin embargo no podía decir lo mismo. Tenía los ojos llorosos
y la cara enrojecida, Pain se daría cuenta que algo raro pasaba en
esa habitación.
Abrí la puerta y me encontré a Pain
con su pose seria y malhumorada como de costumbre.
-¿Konan? - Preguntó confundido. -
¿Qué estás haciendo tú aquí?, se suponía que estabas dormida.
-He venido a hablar de la misión de
hoy con Itachi, ¿Verdad? - Me miró a la cara y yo asentí, complice
de esa mentira a medias.
-¿Hay algo que no me hayáis contado?
- Pain estaba empezando a sospechar algo, maldita Konan.
-Itachi, deberías decírselo o lo haré
yo. - Por un momento pensé en la estúpida idea de que la chica
largara todo lo que, minutos antes, habíamos experimentado.
-Es tu obligación contárselo, Konan.
- Dije tranquilamente, retándola a que dijera lo que quisiera decir.
-¿Qué está pasando aquí? - Cogió a
Konan del brazo. - ¿Konan?
-Itachi, no está acostumbrado a ir en
pareja con nadie. Prefiere ir solo. - Dijo finalmente. - No creo que
sea buena idea que yo vaya con él.
-¿Es eso cierto, Itachi?
-Se podría decir que estoy
acostumbrado a estar solo. - Añadí intentando ayudar en su excusa.
- Pero siempre viene bien una buena compañia. Y una ayuda en
combate, a veces, puede ser necesaria.
Maldita sea, no debería haber soltado
eso así como así.
-En cualquier caso, Konan seguirá
acompañándote, ya buscaremos otro compañero para ti. - Ella cerró
los ojos y asintió.- Ángel, vete a dormir, es tarde.
Observé como un ser como Pain sentía
verdadera devoción y dulzura por aquella mujer. Posó sus labios en
la frente de Konan y la guió hacía la puerta, dejándonos solos a
mi y el líder.
En cualquier caso seguía teniendo a
Konan de compañera, claro que todo sería diferente a partir de
ahora por una noche que ni siquiera, realmente, disfrutamos.
-Itachi, ¿Me tomas por idiota? - No se
por qué pero la pregunta no me pilló por sorpresa. - Se que algo
pasa con Konan. La conozco desde que era una niña, se que no está
bien.
-Simplemente está aún algo aturdida
por lo del veneno. No le daría importancia. Cree que fue culpa suya.
-¿Qué opinas tu, sinceramente?
-Creo que, al estar con alguien que no
eres tú, esta algo desconcertada. No confia en mi como en ti, como
es lógico. Y que la hayan envenenado de una manera tan...- intentaba
buscar la palabra adecuada. - impropia de alguien de su nivel, la
tiene decaída y sinceramente, humillada por ello.
-¿Crees que Konan es un estorbo para
ti, Itachi?
-En absoluto. - Le miré a los ojos con
decisión. - Es una gran kunoichi y una gran compañera.
-Konan es un miembro muy importante en
la organización, si hay algo que deba saber de ella te exijo que me
informes inmediatamente. No pienso mandar a mi ángel a ninguna
misión que pueda resultarle perjudicial para ella.
-De acuerdo líder. - Hice un gesto de
respeto.
-No es un secreto que Konan y yo
estamos muy unidos. Verla en un estado poco agradable podría
enfurecerme. - Agarró el pomo de mi habitación y me echó una
última mirada. - Nos vemos mañana para el informe de la próxima
misión.
-Avisaré a Konan a primera hora. -
Comenté intentando aparentar normalidad.
-No te preocupes Itachi, eso es cosa
mía, iré hablar con ella ahora mismo. Descansa para mañana.
Salió de mi habitación y me quedé
maldiciendo en mi interior toda esta absurda situación. Mi deslíz
con Konan no había pasado a mayores, para colmo Pain por poco nos
pilla y para culminar ahora iba hablar con ella y no se hasta que
punto Konan podrá aguantarse las ganas de hablar. Me sentía
frustrado sexualmente, después de dar un paso que tanto me había
costado y que no iba para nada conmigo.
Pensé en controlar a Konan para que no
abriera la boca.
Comentarios
Publicar un comentario